Domingo de Pentecostés 2020

Publicado: May 31, 2020

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Casa de Formación en Little Rock el domino 31 de mayo de 2020.


Obispo Taylor

En ese primer Pentecostés, cuando Dios derramó los siete dones del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, fue para capacitarlos a vivir la vida del Reino de Dios y estos dones son las herramientas espirituales que Dios nos da para enfrentar los desafíos que enfrentamos en nuestro servicio del Señor.

Vemos nuestra necesidad de estos dones hoy mientras seguimos lidiando con la pandemia de COVID-19.

La sabiduría nos permite ver el panorama general y, por lo tanto, mantener en perspectiva la amenaza COVID-19, no subestimando la amenaza, actuando de manera irresponsable, pero tampoco dejando que nos paralice.

Si este pequeño virus que es invisible al ojo humano nos ha puesto de rodillas, ¿qué más necesitamos para mostrarnos dónde hay que colocar nuestra confianza y esperanza, tanto en esta vida como también en la próxima.

El entendimiento nos permite tener una idea más precisa de lo que estamos tratando, teniendo en cuenta no solo la información médica sobre COVID-19, sino también cómo Dios puede usarlo para sus propósitos. Por ejemplo, Dios se valió del tiempo en que se suspendió la celebración pública de la Misa para aumentar nuestro anhelo y aprecio por la Eucaristía.

El consejo nos ayuda a tomar decisiones buenas y prácticas que tienen en cuenta el bien común de todos, con especial preocupación por los más débiles y más vulnerables. En el caso de COVID-19, esto significaba usar máscaras, por ejemplo. Aprendimos que nuestras máscaras protegían principalmente a otros y que sus máscaras protegían a nosotros, por lo que si todos usaran máscaras, todos estarían protegidos. No lo habríamos descubierto por nuestra cuenta, pero al escuchar a otros que saben más sobre estas cosas, todos benefician.

La fortaleza nos ayuda a superar los obstáculos que nos impiden hacer la voluntad de Dios. Piense en todos los trabajadores sanitarios que recurrieron a la fuerza del Espíritu Santo, para ministrar a los demás, valientemente arriesgando su propia salud.

La ciencia nos ayuda a ver el camino a seguir y tomar en serio los peligros que pueden desviarnos. Esta edad de COVID-19 es un momento muy estresante que nos ha afectado a todos, por ejemplo, estar confinados en nuestros hogares, la escuela solamente en línea, los padres sin trabajo y no saben cómo pagar las facturas — y el peligro de que pudiéramos volver a las actividades normales demasiado pronto, arriesgándonos a una segunda ola de infecciones.

La piedad nos llena de confianza en Dios y un afán de servirlo, y ¿no es cierto que COVID-19 nos ha arrodillado en oración mucho más que antes? ¡Nos damos cuenta más claramente que nunca de que dependemos de Dios para todo! Si este pequeño virus que es invisible al ojo humano nos ha puesto de rodillas, ¿qué más necesitamos para mostrarnos dónde hay que colocar nuestra confianza y esperanza, tanto en esta vida como también en la próxima.

El temor de Dios nos hace conscientes de la soberanía de Dios y el respeto que le debemos. Él es el único al que realmente debemos complacer. COVID-19 nos ha llenado de temor como sociedad, y sin embargo, no es de eso de lo que estamos hablando cuando decimos "temor de Dios". Nuestro temor de COVID-19 es el miedo al daño, y aunque Dios puede usar las consecuencias temibles para sus propósitos, el temor de Dios es un concepto mucho más grande que eso. Después de todo, todo lo que Dios quiere es para nuestro beneficio, incluso las cosas difíciles que usa para disciplinarnos y formarnos. Pero el temor de Dios significa básicamente que hacer su voluntad es nuestra máxima prioridad, que queremos complacerlo más que a nadie.

En ese primer día de Pentecostés, Dios dio los dones del Espíritu Santo a los Apóstoles y así nació la Iglesia. Dios continúa dando los dones del Espíritu a nosotros hoy. Aprovechemos de estos dones que recibimos en la Confirmación y pidamos a Dios que nos ayude a apropiarlos más, para que nos iluminen más con sabiduría, nos liberen del temor y nos fortalezcan con valentía mientras enfrentamos la amenaza COVID-19 hoy.