Sábado, 23ª Semana, Tiempo Ordinario, Ciclo 1

Publicado: September 12, 2015

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante una Misa para la Celebración Jubilar de Religiosos en la Iglesia de Nuestra Señora de las Almas Benditas de Little Rock el sábado 12 de septiembre de 2015.


Obispo Taylor

Cada año nos reunimos para celebrar el jubileo de aquellos que cumplen su 25º, 50º, 60º, 70º, 75º e incluso su 80º aniversario del día cuando por primera vez profesaron formalmente sus votos y públicamente consagraron su vida entera al Señor en una comunidad religiosa específica, con un carisma específico y con un estilo de vida específico.

Pero lo que prácticamente todas las comunidades religiosas tienen en común, ya sean contemplativas o activas, ya sean sociedades de vida apostólica o institutos de vida consagrada, es el período de noviciado el cual sirve como cimiento para todo lo que sigue.

Durante su noviciado fueron formados como miembros de su comunidad, se les invitó a una relación más profunda con Jesús, se les proporcionó una dirección espiritual intensiva para ayudarles en su lucha contra el pecado y para ayudarles a discernir mejor el movimiento del Espíritu Santo en su corazón.

Por ejemplo, durante un verano excepcionalmente cálido y seco donde el suelo debajo de la casa se reseca excesivamente y se encoje por la falta de humedad.

Aprendieron la disciplina de su comunidad — ¡algunas veces con dificultad! Sus lazos con sus compañeros se desarrollaron y fortalecieron — ¡incluyendo con aquellos que no les caían muy bien y que los desesperaban e incluso los volvían locos! En una palabra, se convirtieron en su familia. Su noviciado formó los cimientos de lo que seguía.

En el Evangelio de hoy, Jesús dice que los cimientos son incluso más importantes para una relación saludable con Dios, y al estar sólidos, estos cimientos deben basarse en dos cosas: 1.) escuchar las palabras de Jesús, y 2.) actuar en ellas. Uno sin el otro no es suficiente. Así que mientras nuestras órdenes contemplativas se enfocan más en escuchar la palabra de Dios, sus cimientos no estarán sólidos a menos que también actúen en esa palabra, obviamente dentro de los parámetros del carisma de su comunidad.

Y mientras las órdenes activas se enfocan más en el apostolado, en actuar en la palabra, sus cimientos no estarán sólidos a menos que primero pasen mucho tiempo en oración, escuchando la palabra de Dios. De otra manera, ¿cómo se supone que sabrán qué hacer?

Durante su noviciado, se les enseñó a escuchar la palabra de Dios y luego a actuar en ella, de este modo construyendo sus cimientos sobre roca. De esta manera, si vienen adversidades de cualquier tipo en su camino — desaliento, problemas de la mediana edad, etcétera — ustedes no serán derribados porque han construido su vida sobre cimientos sólidos.

Pero ustedes saben que, las casas necesitan constante mantenimiento y si se descuidan, incluso los buenos cimientos pueden dañarse. Por ejemplo, durante un verano excepcionalmente cálido y seco donde el suelo debajo de la casa se reseca excesivamente y se encoje por la falta de humedad. Y lo mismo es cierto con respecto a ustedes una vez que termina el noviciado.

Ustedes enfrentarán algunos períodos excesivamente secos y si la descuidan, su vida espiritual puede encogerse y sus cimientos se dañarán debido a la falta de humedad espiritual. Es un riesgo que todos enfrentamos. Y eso también es parte del testimonio que nuestros jubilares ofrecen para el resto de nosotros hoy. La importancia de pasar una vida construyendo encima de los cimientos sólidos que fueron puestos durante el noviciado, buscando cada día escuchar la palabra de Dios y actuar en ella.

Jubilares, les agradecemos hoy por escuchar la palabra de Dios hace muchos años, y luego por actuar en ella, respondiendo con un “sí” a la invitación para dedicar su vida entera a Él y a nosotros. ¡Y les agradecemos por todas las maneras en las que ustedes han continuado escuchando su palabra y actuado en ella desde entonces!