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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 29, 2018
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, en la Iglesia de Nuestra Señora de las Almas Benditas en Little Rock el sábado, 29 de septiembre, 2018.
La celebración de hoy del jubileo de los religiosos consagrados de Arkansas coincide con nuestra celebración de la fiesta de los Santos Miguel, Gabriel y Rafael — lo cual es apropiado, en cierta manera, ya que ustedes — así como ellos — han sido agentes de Dios para aquellos a quienes el Señor ha confiado a su cuidado.
Como la mayoría de ustedes sabe, la palabra en griego “ángel” significa “mensajero” y a Miguel, Gabriel y Rafael se les llama arcángeles, ángeles superiores porque los mensajes que ellos llevan son muy importantes.
— Miguel (“¿Quién como Dios”?) es nuestro gran protector (Dn 12,1) y guerrero contra la maldad, “capitán del ejército celestial” como vemos en la 1ª lectura de hoy en Apocalipsis (12,7-9).
Celebramos esta fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael en parte para recordarnos que como San Miguel, nosotros también debemos luchar contra la maldad; como San Gabriel, también debemos proclamar las Buenas Nuevas de la salvación, y como San Rafael, también debemos proteger a los débiles y vulnerables.
— Gabriel (“Dios es mi fortaleza”) anuncia la llegada del Mesías (Dn 9) y los nacimientos de Juan el Bautista y Jesús (Lc 1).
— Rafael (“Dios sana”) sana la ceguera de Tobit, y acompaña y protege como ángel de la guarda a su hijo Tobias (Tb 5-12).
Y vale la pena mencionar que, como Tobias, cada uno de nosotros tenemos nuestro propio ángel de la guarda. Y fíjense también que ninguno de los ángeles en la Biblia se parece de ninguna manera a los lindos querubines en las tarjetas de San Valentín o a los ángeles delicados de los adornos de Momentos Preciosos (Precious Moments) — así como las monjas reales rara vez se parecen a las dulces representaciones de hermanas que vemos a menudo. Todos los ángeles bíblicos son tan fuertes e imponentes que las primeras palabras que salen de su boca usualmente son “¡No temas!”
Sin embargo, tan exaltados como los ángeles parecen, el Nuevo Testamento señala 3 maneras en que nosotros los humanos — incluyendo, por supuesto, a los religiosos consagrados — somos superiores a los ángeles:
1.) Los ángeles son inferiores a Jesús (Hb 1) y así inferiores en principio a todos los que están unidos a Cristo como miembros de su cuerpo la Iglesia, y más aún que ustedes que están unidos más íntimamente a Jesús mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia;
2.) El amor humano tiene prioridad sobre la elocuencia de los ángeles (1ª Co 13,1); y
3) Los ángeles nos envidian a los que tenemos la buena fortuna inmerecida de ser seguidores de Cristo (1ª P 1,12) — y todo esto simplemente porque a través de la encarnación del Hijo de Dios en Jesús, Dios tomó la condición humana, redimiéndonos por lo tanto no sólo del poder del pecado y de la muerte, sino también exaltándonos sobre los ángeles que son libres de pecado e inmortales al llevarnos a una unión íntima con Dios mismo.
Celebramos esta fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael en parte para recordarnos que como San Miguel, nosotros también debemos luchar contra la maldad; como San Gabriel, también debemos proclamar las Buenas Nuevas de la salvación, y como San Rafael, también debemos proteger a los débiles y vulnerables.
Ustedes los festejados han hecho esto día tras día, ¡por lo cual les debemos todo nuestro agradecimiento! ¡Gracias! ¡Qué Dios los bendiga! ¡Y por favor manténganos a todos en sus oraciones!