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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 10, 2011
Este es el 4º artículo de una serie de trece
Por Clifford M. Yeary
Director Asociado, Estudio Bíblico de Little Rock
León Tolstoy comienza su novela Anna Karenina con la afirmación de que las familias que no son felices proporcionan historias más interesantes. Moisés es tan central al Éxodo y Números que podríamos olvidar de que también cuenta una historia muy interesante de una familia de hermanos poco felices.
Moisés evidentemente hace sombra a su hermano mayor Aarón, pero tendríamos que buscar intencionadamente a su hermana que a menudo queda escondida. Su primera aparición es anónima pero importantísima. La historia de Moisés comienza con su nacimiento en Egipto durante el reino de un faraón cruel, "que no sabía nada de José" (Éxodo 1:8).
Bajo las órdenes del faraón, las comadronas de Egipto deben ahogar en el Río Nilo a todos los varones hebreos que nazcan en Egipto (Éxodo 1,17-22) Las comadronas temen a Dios más que al faraón y le dicen que las mujeres hebreas son demasiado fuertes y que dan a luz antes de que ellas puedan llegar al lugar. Sin embargo, tres meses después del nacimiento de Moisés, es necesario esconderlo para apartarlo del peligro, y lo ponen en un cesto preparado tan cuidadosamente como el Arca de Noé.
Sueltan la cesta en el Nilo. Aquí es donde encontramos a Miriam for primera vez. Se la nombra solamente como hermana de Moisés, pero su papel es crucial. Cuando la cesta con el bebé Moisés comienza a flotar en el río, ella vigila hasta que el bebé llega sano y salvo a los brazos de la hija del faraón (Éxodo 2,1-7).
Aarón entra en la historia mucho más tarde. Aparte de la noticia de su nacimiento en Éxodo 6:20, no sabemos nada de él hasta que el ya adulto Moisés ha matado a un egipcio y ha huído a Midian. Ahí, Dios le habla a Moisés en las llamas de una zarza que permanece incombustible diciéndole que regrese a Egipto y libre a los hijos de Israel del poder del faraón (Éxodo 3:1-10). Moisés le pide a Dios que lo piense mejor, diciéndole que él es un pobre orador y no está a la par del gran desafío (Éxodo 4,10-17).
Aparentemente reconociendo la debilidad de Moisés, Dios dice que el elocuente Aarón puede servir como profeta de Moisés (Éxodo 7,1). Aarón entonces se hace responsable de proclamar al faraón el mensaje que Dios ha o a Moisés. Moisés le dirá a Aarón qué decir y Aarón a su vez lo proclamará (Éxodo 4,16). Hoy día podríamos llamar a Aarón portavoz o jefe de prensa de Moisés, excepto que los dos (Aarón y Moisés) comparten una vara de mando a través de la cual los signos de la autoridad de Dios se le revelarán al faraón.
Aarón estará al lado de Moisés, hablando por él e incluso descargando las plagas con la vara con poder divino (Éxodo 7-14). No se sabe nada de Miriam hasta Éxodo 15,20-21, pero su presencia ahí tiene un gran significado. Dios ha abierto el camino por el mar para Moisés y los israelitas, pero faraón y su ejército de carros y caballos se han ahogado cuando las aguas se han vuelto a unir.
La reaparición de Miriam llega con la reivindicación de que ella es profetisa por sí misma. En lo que muchos expertos consideran uno de los pasajes más antiguos de la Escritura, en ese momento Miriam dirige una respuesta litúrgica a la acción salvífica de Dios cantando y tocando la pandereta: "Canten al Señor, que gloriosamente triunfante;/ carros y caballos ha arrojado al mar" (Éxodo 15,21).
Moisés, Aarón y Miriam, de una u otra manera, han sido identificados como profetas en Éxodo. A Aarón también se le nombra como primer sumo sacerdote de toda la nación de Israel, el que ofrecerá los sacrificios más significativos en el orden de culto que Dios revelará a Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 28,1-3).
Pero el estatus de Miriam como profetisa y el sacerdocio de Aarón conducen a una lucha de poder entre ellos dos y con su hermano Moisés. Miriam y Aarón han tenido una pelea con Moisés, aparentemente por su matrimonio con la no-israelita Séfora (Números 12,1). "Murmuraban, '¿Es acaso solamente a través de Moisés que habla el Señor? ¿No habla a través de nosotros también?'" (Números 12,2).
Moisés es demasiado humilde como para afirmar su autoridad, pero Dios llama a cuentas a los hermanos. Puede que ellos sean profetas, pero Dios no tiene profeta en la tierra como Moisés. Miriam carga con la mayor parte del castigo. Es expulsada del campamento con lepra durante una semana (Números 12,3-15). No se sabe nada más de Miriam hasta su muerte (Números 20,1). Aarón pasa incluso a pecados más graves. Mientras Moisés está en el monte recibiendo los Diez Mandamientos, Aarón fabrica un becerro de oro para que el pueblo lo adore (Éxod0 32,1-6).
Aarón (Números 20,28) y Moisés morirán antes de entrar en la Tierra Prometida, pero al menos a Moisés se le permitirá verla (Deuteronomio 34,1-6).
Este artículo fue originalmente publicado en el Arkansas Catholic el 10 de septiembre de 2011. Derechos de autor Diócesis de Little Rock. Todos los derechos son reservados. Este artículo podrá ser copiado o redistribuido con reconocimiento y permiso del editor.