Jesús proclamó el misterioso mensaje del reino de Dios

Publicado: October 9, 2010

Este es el 7º artículo de una serie de trece

Por Clifford M. Yeary
Director Asociado, Estudio Bíblico de Little Rock

En el primer capítulo de Marcos, después de que Juan bautizó a Jesús, Jesús fue tentado durante cuarenta días en el desierto. Inmediatamente después, lanzó su ministerio con estas palabras: “Este es el tiempo de la plenitud. El reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse y crean en el evangelio” (1,15).

Escuchar la Buena NuevaEn Lucas 4,43 Jesús aseguraba que anunciar la buena nueva del reino era el fin para el cual había sido enviado.
¿Qué quería decir Jesús con reino de Dios?

Después de su muerte y resurrección sus seguidores (incluyendo más tarde a Pablo), también predicaban en su nombre, también llamaban a la gente a arrepentirse y creer en el evangelio. Pero el evangelio que predicaban los seguidores de Jesús era la buena nueva de que Jesús de Nazaret era el Mesías, al que habían crucificado y que había resucitado de entre los muertos (Ver Hechos 3,13-15).

Los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) nos dicen que Jesús empezó en algún momento a advertir a sus discípulos de que le habrían de matar y que resucitaría al tercer día (como en Marcos 10,34). El evangelio que predicaba como parte de su ministerio público, sin embargo, parece estar centrado en la buena nueva de que el reino de Dios estaba cerca, esto es, estaba tan cerca que casi se podía tocar.

A veces Jesús parecía sugerir que el reino de Dios había ya comenzado (Mateo 21,31; Lucas 11,29; 17,20-21) mientras que mucho más a menudo aseguraba su cercanía. Esto es lo que frecuentemente se describe como la paradoja del “ya, pero todavía no” de la cercanía del reino.

Muchas de las parábolas de Jesús exploran el misterio del reino de Dios y el valor inestimable de pertenecer a él, pero nunca nos dicen exactamente lo que es. Hoy día, muchos cristianos lo asocian simplemente con el cielo. De hecho, el evangelio de Mateo normalmente se refiere al reino de Dios como “el reino del cielo.” Pero aún significa algo más para Mateo que simplemente el lugar donde esperamos vivir con Dios después de morir.

El Padre Donald Senior, un importante experto sobre el evangelio de Mateo nos explica que la preferencia de Mateo por “el reino del cielo” más que por “el reino de Dios” surge de una sensibilidad a su audiencia judío-cristiana. Ellos evitarían una referencia directa al Todopoderoso por un respeto piadoso. Pero tanto si se llama reino de Dios como si es el reino del cielo, de lo que se habla en los evangelios es del reino de Dios. Jesús estaba anunciando la cercanía del gobierno de Dios sobre los asuntos humanos.

Jesús proclamaba la cercanía del reino de Dios como buena nueva. Quizá nada explica mejor en los evangelios el reino de Dios, tan sencillamente o tan bien, como la oración que Jesús enseñó a sus seguidores. “Venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo” (Mateo 6,10). Dios reina en la tierra donde se hace la voluntad de Dios aquí con el mismo pleno y completo respeto como en el cielo.

Entre los judíos de su tiempo, la llegada del reino de Dios significaba que ahora Dios estaría ocupándose de los asuntos del mundo. Sería un acontecimiento histórico, en esta tierra, cuando el bien y el mal serían separados de una vez por todas. Los que se juzgaran como justos, serían recibidos en una vida de abundancia permanente y llena de paz. Los injustos se encontrarían con su destino.

Seguramente habría muchos que o estaban esperando o temiendo la llegada del reino de Dios. No es sorprendente que tanto la sorpresa como la consternación esperaran a Jesús cuando proclamaba la cercanía del reino de Dios a través de sus palabras y acciones. Mientras que Jesús advertía sobre el juicio cercano, urgía a los pecadores a unirse a él en la celebración de la llegada. El reino de Dios significaba perdón para quienes lo pidieran. Significaba curación para los enfermos y los discapacitados. Significaba la restauración a la convivencia para aquéllos que habían sido alejados por impuros (ver Mateo 11,2-6; Lucas 15,1-2).

Los discípulos de Jesús eran probablemente los que con más ilusión esperaban el reino de Dios y deben haber tenido grandes esperanzas de ver a Jesús ungido como el rey de Dios en el reino de Dios. Su muerte y resurrección y la venida del Espíritu Santo les dio una comprensión radicalmente nueva de Jesús como el Ungido de Dios (el Mesías, o Cristo), pero hasta el momento, los cristianos deben luchar con la llamada a convertir la cercanía del reino de Dios en algo que puedan creer los pobres, los enfermos, y los alejados.

Preguntas para la reflexión y discusión
  • ¿Qué ideas tienes sobre la naturaleza del reino de Dios?
  • ¿Por qué parece preferir Mateo la frase “reino del cielo” a la de “reino de Dios”?
  • ¿Cómo usaba Jesús tanto palabras como obras para revelar la cercanía del reino de Dios?
  • ¿Cómo podemos nosotros, como testigos del evangelio, incorporar el mensaje de Jesús sobre el reino de Dios en nuestro trato de los demás?

 

Este artículo fue originalmente publicado en el Arkansas Catholic el 9 de octubre de 2010. Derechos de autor Diócesis de Little Rock. Todos los derechos son reservados. Este artículo podrá ser copiado o redistribuido con reconocimiento y permiso del editor.