Misa con Seminaristas y Padres 2017

Publicado: August 5, 2017

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Catedral de San Andrés de Little Rock el sábado de 5 de agosto de 2017.


Obispo Taylor

Tal vez se acuerden el hermoso Prefacio que usamos en la Misa de ordenación de sacerdotes y diáconos. Este Prefacio es muy rico teológicamente, pero la última frase siempre me habla con especial poder porque lo hace muy concreto lo que requiere fidelidad a nuestra vocación.

Va así, hablando de los recién ordenados: “consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor.” Y ¿cuál es la palabra griega por testimonio? — “constante testimonio de fidelidad y de amor.” ¡Mártir! Y ¿cómo dan ese testimonio?

Por sacrificar sus vidas ... ”consagrando su vida” a Cristo y esforzándose “por reproducir en sí la imagen de Cristo.” En otras palabras, el sacerdocio es una vida que se vive por los demás. ¿Saben que puso el Padre Rother en su tarjeta de ordenación? Puso “Para mi beneficio soy cristiano; para el beneficio de otros soy sacerdote.” El sacerdocio es una vida que se vive por los demás, lo que no es fácil. Es por eso que la Iglesia nos ofrece muchos ejemplos de valentía, fidelidad y amor.

El sacerdocio es una gran aventura. Como con los primeros seguidores de Jesús, no tienes ni idea de a dónde te va a llevar. Pero una cosa es cierta, si reproduces en ti la imagen de Cristo, no te faltarán ocasiones para dar “un constante testimonio de fidelidad y de amor.”

En el Evangelio de hoy tenemos el relato del martirio de Juan el Bautista, un santo llamado desde el seno de su madre para dar testimonio a Cristo, y lo hizo a.) primero con sus palabras “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” ... ”es preciso que él crezca y que yo disminuya”; y b.) por el ejemplo de una vida consagrado totalmente al cumplimiento de la voluntad de Dios, llamando al arrepentimiento y denunciando los males de su día — en particular los líderes corruptos, lo que terminó con su encarcelamiento; y c) finalmente por derramar su sangre.

El relato bíblico de su muerte es escandaloso y es posible que no sabía nada de la danza de Herodías ni del juramento de Herodes que era la causa de su decapitación. Pero ya sabía por mucho tiempo que la fidelidad al Señor le obligó predicar la verdad y que la fuerza del maligno puede causar mucho sufrimiento, aunque sabemos por la fe que al final lo malo no prevalecerá.

Lo mismo se verifica en la vida y muerte del Padre (Stanley) Rother, cuya tarjeta de ordenación acabo de citar. Se esforzó “por reproducir en sí la imagen de Cristo” y dar “un constante testimonio de fidelidad y amor” y le costó la vida también.

Como Juan el Bautista, también él dio testimonio a Cristo con palabras y acciones antes de darle testimonio por derramar su sangre. Pero al contrario de Juan Bautista, ya que él era responsable por una congregación de miles de almas, él tuvo que tomar mucho cuidado en lo que decía en público para no ponerles en peligro, pero sus acciones decían mucho.

Acompañaba a su pueblo — el Papa Francisco habla mucho de este tipo de testimonio. Se quedó con su rebaño. Buscaba los desaparecidos, enterraba a los muertos, ayudaba a las viudas y los huérfanos, siempre consciente que en la mentalidad torcida del ejército, esto fue una manera de ayudar al enemigo. Pero eso fue necesario si quería “reproducir en sí la imagen de Cristo” dando “un constante testimonio de fidelidad y de amor.”

Mis hermanos, si quieres ser un sacerdote fiel, tendrás que encontrar en ti mismo la generosidad para “consagrar tu vida” al Señor” y “a la salvación de tus hermanos.” Por supuesto con tus palabras y acciones, pero tal vez también con tu sangre.

Después de todo, ¿no fue así con 10 de los 12 Apóstoles y San Pablo y muchos más? Juan fue el único que murió viejo, y aun él murió en el exilio, lo que es otro tipo de martirio.

El sacerdocio es una gran aventura. Como con los primeros seguidores de Jesús, no tienes ni idea de a dónde te va a llevar. Pero una cosa es cierta, si reproduces en ti la imagen de Cristo, no te faltarán ocasiones para dar “un constante testimonio de fidelidad y de amor.”

Como vimos en la tarjeta de ordenación del Padre Rother, “Por tu beneficio eres cristiano; para el beneficio de otros eres sacerdote.”