Ordenación Diaconal de Quinton Thomas

Publicado: May 13, 2025

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia del Santísimo Sacramento en Jonesboro el martes, 13 de mayo de 2025. Está basada en el Evangelio de Mateo 20:25b-28.


Obispo Taylor

Quinton, eres el primero de cinco seminaristas que serán ordenados al diaconado en el transcurso de este mes mariano de mayo. Sé que asistirás a las ordenaciones de tus hermanos seminaristas, así que sepa que lo que te comparto hoy se aplica también a ellos, y viceversa. Y por eso ahora les diré a ti — y a ellos — que en virtud de su ordenación aquí hoy, su vida se convierte oficial e irrevocablemente en una vida vivida para el beneficio de los demás.

Como un diácono ordenado, llegas a ser un ministro de la palabra, de los sacramentos y de la caridad, un siervo de Jesús, de su Iglesia, y de toda la familia humana. Y aquí subrayo la palabra “siervo” porque eso es literalmente lo que significa la palabra “diacono,” y estoy seguro de que tuviste esto en mente cuando elegiste este Evangelio de San Mateo para tu ordenación.

La madre de Santiago y de Juan había pedido a Jesús que diera a sus hijos los puestos más importantes en su reino, sentándolos a su derecha y a su izquierda, y Jesús usa esta oportunidad para enseñarnos respecto a lo que es la verdadera grandeza: “El que quiera llegar a ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, que sea su esclavo, de la misma manera que el Hijo del Hombre, que no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.”

Regocijo en saber que el compromiso que haces hoy te llenará la vida con significado y propósito y gozo que superan por mucho lo que podemos describir con palabras a los que todavía no lo han experimentado personalmente.

Y aunque decimos que te ordenamos un diácono “transicional,” esto no significa que, al contrario de los diáconos permanentes, tú seas un diácono — un siervo — sólo por este año. Las tres santas órdenes son cumulativas: Puede que sea tu obispo, pero no dejo de ser también un diácono y un sacerdote.

Lo mismo vale hasta para el papa — de hecho, uno de sus títulos oficiales es “Siervo de los siervos de Dios.” Y es sólo allí, en servicio fiel, humilde y abnegado, que encontramos verdadera grandeza, modelada en la de Jesús.

Un área de sacrificio, de muerte a uno mismo, que merece mención especial es la promesa solemne que harás hoy ante Dios y su Iglesia de quedar célibe “por causa del reino de los cielos y para servicio de Dios y de los hombres.” A veces escucho que personas relacionan el celibato a Mateo 19:12 donde habla de ser un eunuco por el Reino de los Cielos, así que conviene decir muy claramente: ¡ser célibe no es la misma cosa que ser eunuco!

Nosotros los célibes no sufrimos ninguna escasez de testosterona ... pero dirigimos el poder de nuestra sexualidad — el poder de nuestro amor y esperanza y sueños — a nuestra novia, que es la Iglesia, como lo hace Jesús (cuyo "alter Christus)" cuyo representante llegamos a ser.

Esto puede ser un reto, pero el amor es siempre un reto y, de hecho, mis años en el ministerio me han enseñado que las parejas casadas no lo tienen más fácil — si no, ¿por qué terminan 50 por ciento de los matrimonios en divorcio? El verdadero amor siempre requiere muerte a uno mismo (lo que es difícil) y al mismo tiempo, es el único tipo de amor que trae cumplimiento.

En esto, el amor célibe y el amor conyugal son iguales — y el celibato no es, en sí mismo, una vida superior. La vida superior es aquella vida que Dios ha elegido para ti, y cuando la abrazamos con amor y confianza, se hace una fuente de fecundidad espiritual mucho más grande de lo pudiéramos producir por nuestra cuenta.

Quinton, entregas al Señor — y a nosotros — todo tu ser, con amor abnegado, por lo cual, déjame ser el primero en agradecerte. Regocijo en saber que el compromiso que haces hoy te llenará la vida con significado y propósito y gozo que superan por mucho lo que podemos describir con palabras a los que todavía no lo han experimentado personalmente.

Y espero que tu ejemplo inspire a otros jóvenes que están presentes en esta congregación hoy, para que abran su corazón a la posibilidad de que Dios puede estar llamándolos también a ellos al sacerdocio. A los que sienten que Dios está tirando de su corazón, pero que temen lo que pueda significar, les digo: “¡Abre tu corazón!” Dios no sólo llama. También nos ayuda a responder. ¡A dónde Quinton  ha ido, tú puedes seguir!