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Diócesis Católica de Little Rock
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
Por Chris Thomas, Iglesia de San Eduardo, Texarkana
¿Acaso fue una piedra en el camino o un empujón de un soldado enojado? Como haya sido, Jesús fue sacudido por el impacto que se apodera cuando perdemos el control y la gravedad se hace cargo. Lo que parecía una eternidad fue sólo un momento antes de que el impacto con el suelo sofocara el aliento de sus pulmones. Un segundo después el peso de la cruz cayó sobre su cuerpo mallugado y golpeado. Por un momento, se quedó ahí luchando por respirar con el peso del mundo sobre su espalda y se dio cuenta que su mundo había cambiado para siempre. Cualquier cosa que eligiera, él no tenía opción. Debe levantarse y seguir adelante. Por amor él lo hace. Gracias, Señor Jesús, por comprender plenamente estos momentos en mi vida cuando he perdido el control y mi mundo cambia para siempre. Al morir mis padres, perder mi empleo, o terminar una relación, tú estás ahí. Tú compartes mi fatiga y mis derrotas. Sé mi aliento cuando no puedo respirar. Por amor y contigo a mi lado, levantaré mi cruz y seguiré adelante.