3º Domingo de Adviento, Año C, 2024

Publicado: December 15, 2024

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia del Santísimo Sacramento en Jonesboro el domingo, 15 de diciembre de 2024.


Obispo Taylor

Todos tenemos algo que nos da miedo — es la condición humana. ¿Qué temes tú? ¿Culebras, fracaso, desagradar a otros o hacer un compromiso? ¿Qué descubrimos algo de ti o en tu pasado que te da vergüenza? Algunos miedos son irracionales, pero otros son acertados y muchas veces lo mejor que podemos hacer es enfrentarlos con valentía.

Así que ayuda recordar que 1.) lo peor posible sólo sucede muy rara vez, 2.) y cuando sucede, a menudo resulta no así malo como habíamos temido, y 3.) y en todos modos, el riesgo de fracaso no está elevado como aquel de la alternativa de no hacer nada debido al miedo.

Si vas a la escuela, hay un riesgo extremadamente mínimo de sufrir violencia, pero si no vayas a la escuela debido al miedo, hay un riesgo extremadamente elevado de sólo encontrar trabajos mal pagados debido a tu falta de preparación.

"Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo." ¿Entonces, qué temes? No puede ser nada más grande que el poder que Dios nos da para enfrentar el miedo y superarlo!

Valentía es cuando superamos el miedo y sabiendo lo que pueda suceder, tenemos confianza en Dios para poder arriesgar hacer lo que es correcto ... confiando en que si le permitimos, Dios nos guiará en el camino más indicado. ¡No actuar sería cobardía y falta de confianza en su providencia, protección y ayuda!

El motivo por qué prendemos una vela rosada este tercer domingo de Adviento es porque ahora podemos ver la luz al final del túnel de nuestros miedos ... como vemos en las lecturas de hoy.

En la primera lectura Sofonías dice que cuando "El Señor está en medio de (nosotros) ... no (temeremos) ningún mal. Aquel día dirán a Jerusalén: ‘No temas Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso Salvador, está en medio de ti ...'"

En el Evangelio, Juan el Bautista intenta animar a los fieles y hacer que los infieles teman a Dios: "¿Qué (hay) que hacer?" Compartir con los pobres, no explotar a otros, hablar la verdad y estar contentos con lo que tienen. Cuando viene El Poderoso, él guardará su trigo en su "granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue."

Y entretanto, Pablo nos dice en la segunda lectura que debemos ser valientes: "No se inquieten por nada, porque el Señor está cerca." Él nos proveerá, nos protegerá y nos ayudará hacer con valentía lo que nos pide el Señor.

Cada vez que rezamos el Padre Nuestro, después de alabar a Dios y su Reino en la primera mitad de la oración, le pedimos en la segunda mitad de que nos libra del miedo:

1.) Miedo de que nos falte las necesidades de la vida ("danos hoy nuestro pan de cada día") — lo que significa que Dios proveerá el modo de satisfacer nuestras necesidades. Acaso no sea todo lo que queremos, y acaso tendremos que trabajar duro, pero Dios nos provee acceso a todo lo que necesitamos de veras — espiritual y materialmente.

2.) Miedo de nuestra propia debilidad ("no nos dejes caer en la tentación") — lo que significa que Dios puede convertir nuestros puntos débiles en puntos fuertes. Esto requiere, obviamente, nuestros propios esfuerzos de evitar las próximas ocasiones del pecado —situaciones donde es probable que nos dejamos pecar, sobare todo en áreas donde hemos caído muchas veces en el pasado. Y,

3.) Miedo de todo lo que puede hacernos daño ("líbranos del mal  ¡Amen.") — lo que significa que (a) Dios ha roto el poder del mal, (b) Dios puede sacar algo bueno aun de las cosas malas: males que hemos sufrido y las consecuencias negativas de nuestros pecados, y (c) Dios nos protegerá de la destrucción eterna que es el destino de aquellos que se dan al poder del Maligno.

Durante la Misa yo respondo al Padre Nuestro con una oración que nos acuerda de la esperanza representada por la vela rosada de hoy.

"Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo." ¿Entonces, qué temes? No puede ser nada más grande que el poder que Dios nos da para enfrentar el miedo y superarlo!