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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 11, 2021
El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Ntra. Sra. del Buen Consejo en Little Rock el sábado, 11 de septiembre de 2021. Está basada en el Evangelio de Lucas 6:43-49.
Estamos reunidos aquí hoy para agradecer al Señor — y a ustedes, hermanas — por sus 25 años de ministerio fiel y abnegado aquí en Arkansas. Sus dos comunidades de misioneras, las Misioneras Catequistas de los Pobres y las Misioneras Carmelitas de Santa Teresa comenzaron su servicio en esta tierra de misión en 1996. Tengo aquí artículos del Arkansas Catholic que hablan del inicio de su ministerio misionero aquí.
En el Evangelio de hoy Jesús nos da dos parábolas que hablan directamente a nuestra realidad. Dice que como con la construcción de una casa, hay que cavar profundamente para poner los cimientos sobre la roca, y que cada árbol se conoce por sus frutos. Pues, a partir de 1996 ustedes comenzaron por sentar las bases para todo lo que seguiría en el ministerio hispano aquí, y es obvio que cavaron profundamente — y hoy nos regocijamos en el buen fruto que sus esfuerzos han producido.
Cuando llegaron las primeras misioneras aquí, el ministerio hispano de Arkansas ya se había iniciado, pero todavía estaba en su infancia. Y durante los siguientes 25 años — hice el conteo — sirvieron aquí al menos 20 Misioneras Carmelitas y 27 Misioneras Catequistas de los Pobres, sirviendo en Hamburg, Springdale, Hot Springs, Conway, Little Rock, Glenwood, Dumas, Lake Village, Benton y Fordyce y otros lugares, y en las oficinas de Ministerio Hispano y Ministerio Juvenil.
Ustedes han dedicado 25 años — los mejores años de su vida — a la construcción del Reino de Dios aquí en Arkansas. Y durante este tiempo han crecido no solo en canas, sino también en sabiduría y santidad.
Ustedes formaron catequistas y fomentaron liderazgo en esas comunidades. Ustedes animaron la liturgia y entrenaron a lectores y ministros de Comunión. Ustedes apoyaron a los Encuentros Diocesanos de los primeros años y más recientemente el V Encuentro nacional. Acompañaron los diferentes movimientos en las parroquias y en el nivel diocesano: Cursillo, Búsqueda, EPJ, Renovación Carismática, Fuerza Transformadora, Escuela de San Andrés, Encuentros Matrimoniales, Pre-Caná, y Misioneros Vicentinos, ¡y el número de hispanos en Arkansas y su participación ha crecido bastante!
Ahora no somos el doble sino el triple y más de ese entonces. En 1996 había Misas en español en solo 15 parroquias, ahora las tenemos en 43 parroquias. En 1996 tuvimos solo a 10 sacerdotes que podían ofrecer Misas en español, ninguno de ellos hispanos y no todos fáciles de entender, ahora tenemos a 14 sacerdotes hispanos y 60 sacerdotes que pueden ofrecer Misas en español, aunque no todos con fluidez, pero al menos hacen el intento … ¡y en esas parroquias su presencia ha sido esencial!
Me acuerdo que en mi tiempo sirviendo con las Misioneras Carmelitas en Oklahoma había momentos cuando ellas tenían que explicar a la gente lo que realmente pensaba decir, aclarando la situación. Por ejemplo, una vez, cuando empecé un funeral diciendo “Estamos reunidos en la presencia del marido, los hijos y los queridos de la difunta” la Hermana Brígida explicó que yo quería decir “los seres queridos de la difunta.”
Y estoy seguro que muchas de ustedes han ayudado a sus sacerdotes anglos en momentos parecidos. Pues entonces, gran parte de nuestro progreso como diócesis es el resultado de su iniciativa. Y cuando fue el resultado del esfuerzo de otros, ustedes los han apoyado y, por lo tanto, también esto es el fruto de su ministerio. ¡Estamos todos juntos en esto!
Ahora no solo miramos hacia atrás, también miramos hacia el futuro. Ustedes han dedicado 25 años — los mejores años de su vida — a la construcción del Reino de Dios aquí en Arkansas. Y durante este tiempo han crecido no solo en canas, sino también en sabiduría y santidad.
No sabemos lo que nos espera en el futuro, pero dos cosas son ciertas: la base que han cavado está sólida, cimentada firmemente sobre la roca de nuestra fe católica, y el árbol que han plantado es bueno y ya nos da buenos frutos. La construcción del Reino continúa sobre esa base de líderes locales que ustedes han formado, ¡y de eso damos alabanzas al Señor!