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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: December 23, 2018
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Casa de Formación en Little Rock el domingo, 23 de diciembre, 2018.
Una de las primeras oraciones que de niños aprendimos era la Ave María, una oración que algunos no-católicos critican por ser dirigida a María en vez de a Dios.
Parte de su problema es que ellos presumen que toda oración da culto divino, del cual también nosotros creemos solo merece Dios. Pero dar culto no es la única clase de oración que hay.
La oración es básicamente conversación espiritual, del cual hay muchos tipos, como: meditación, contemplación, intercesión, veneración, adoración, alabanza y lamento, oraciones formales como la Ave María, el Padre Nuestro, el rosario, el Camino de la Cruz, novenas, letanías, cantos y liturgias.
¿No parece acertado que, si Dios envió a su ángel para alabar a María, nosotros debamos alabarla también? ¿No parece acertado que si el Nuevo Testamento — la Palabra de Dios — lo juzgó conveniente reportar con aprobación las alabanzas de María de parte de Isabel, nosotros debamos alabarla también?
Liturgias siempre dan culto, por ejemplo, la Misa y la Liturgia de las Horas. La Ave María, en cambio, no da culto, pero sí es una conversación espiritual con la Madre de Dios en el cielo. En ella alabamos a María, profesamos nuestra fe en su Hijo y pedimos sus oraciones.
¿Por qué hablar de esto hoy? Porque la segunda frase de la Ave María viene directamente del Evangelio de hoy, donde Santa Isabel alaba a María: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!"
Este sigue las palabras que pronunció el Ángel Gabriel para alabar a María y anunciarle que Dios le había elegido para parir a nuestro Salvador: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo." De suerte que la Ave María empieza con palabras tomadas del relato bíblico de la Anunciación y Visitación, los primeros dos misterios gozosos del rosario.
¿No parece acertado que, si Dios envió a su ángel para alabar a María, nosotros debamos alabarla también? ¿No parece acertado que si el Nuevo Testamento — la Palabra de Dios — lo juzgó conveniente reportar con aprobación las alabanzas de María de parte de Isabel, nosotros debamos alabarla también?
No le dieron culto, pero sí le honraron porque Dios le había honrado por escogerla para dar a luz a Jesús, que es Dios — ¡mañana a medianoche!
Por eso es justo que después de citar las alabanzas de María de parte de Gabriel e Isabel en el Nuevo Testamento, nuestra oración continúa con un recuerdo de Navidad, la razón de estos acontecimientos anteriores de Anunciación y Visitación, el día que María parió a Dios en el mundo: "Santa María, Madre de Dios," y luego una petición para que rece ella para nosotros: "ruega para nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte."
Como ven, la Ave María empieza con alabanzas hermosas íntimamente relacionadas a la historia de la concepción y nacimiento de nuestro Salvador, tomados directamente del Nuevo Testamento, y termina con una petición para sus oraciones, pero sin ninguna palabra de culto … al menos, no a María.
¡Nuestro culto está reservado solo para su Hijo, nuestro Salvador, que nace el día de Navidad! El día cuando, según las palabras de Isabel a María, "se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor."