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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: July 3, 2014
La siguiente homilía fue predicada en la parroquia de San Rafael de Springdale el jueves 3 de julio de 2014.
¿Qué es la diferencia entre misericordia y justicia? La justicia apremia lo bueno y castiga lo malo, nos da lo merecido. La misericordia perdona lo malo, nos da perdón que no merecemos. Un error muy común es la idea que se pueda ganar el cielo, que el cielo es la recompensa merecida de los buenos--de hecho, si lees los anuncios de muerte en el periódico, parece que todos van al cielo--¡hasta los malos! ¡Pues, la Biblia dice lo contrario! Si vamos al cielo, será gracias a la misericordia de Dios y no su justicia, porque no hay nadie bastante bueno para ganarlo. Él no nos debe nada, ¡somos nosotros que lo debemos todo a él! Aun nuestras buenas acciones se deben--en parte--a él; lo más que podemos nosotros es cooperar con su gracia y pedir su misericordia y perdón.
Hoy es la fiesta de Santo Tomás y como vemos en el Evangelio de hoy, a él le era mucho creer que Dios nos haya dado una parte no merecida en la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte. Como con muchos de los adoloridos, lo único que pudo ver en ese momento era lo mucho que había perdido y todos los relatos de las supuestas apariciones del Señor Resucitado le parecían irreales. Él prefirió revolcarse en su pesar. La vida ya no tenía significado para él y por eso, no tenía ganas de ir adelante con su vida. Habiendo perdido su esperanza de un futuro mejor, Tomás no quiso perder la única cosa que todavía le quedaba: su pesar. Para restaurar su esperanza, Jesús apareció una vez más...a Tomás, para que viera la marca de los clavos, pusiera la mano en su costado y creyera. Jesús no tenía que hacer esto. No le debía ninguna explicación ni prueba...pues ¿no le había abandonado en su momento de más necesidad? Tomás no merecía favores especiales de parte de Dios--¡al contrario! Y tú y yo somos igual.
Pero fíjate en lo que sigue, porque es muy importante: habiendo recibido la misericordia divina, ¡Tomás dedica todo el resto de su vida a llevar esta misericordia divina a otros! El Tomás que dudaba era el último Apóstol en creer en la resurrección de Jesús, pero el Tomás que cree llegó a ser aquel que viajaba más lejos para llevar la Buena Nueva de la Victoria de Jesús--de la Misericordia Divina--a otros... ¡dicen que llegó hasta la India! La misma misericordia que seguimos proclamando hoy, para que--en las palabras del Evangelio de hoy--tú creas que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, ¡tú--también--tengas vida en su nombre!
¡Tomás dedica todo el resto de su vida a llevar esta misericordia divina a otros!