8ª Estación: Jesús Consuela a las Mujeres de Jerusalén

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Meditación

Por Padre Jerome Kodell, OSB, Abadía Subiaco



Jesús, cargando su cruz camino al Calvario, se voltea para hablarle a las mujeres que lo acompañan (Lucas 23, 27-31). La escena es más compleja de lo que parece. ¿Quién está consolando a quién? Las mujeres alientan a Jesús en su sufrimiento, y él las fortalece por lo que tendrán que enfrentar ellas mismas. Seguramente parte de la razón por la cual caminan con este profeta que está sufriendo es porque sienten que sus propias vidas serán afectadas por los eventos perturbadores que se aproximan. Las palabras de Jesús no suenan como consuelo: "no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos". Pero ayudan para enfocar la vaga inquietud de las mujeres, y, en una sociedad que hace caso omiso por las preocupaciones de las mujeres haciendo ver que son causadas por su imaginación o emociones, Jesús las consuela tomándolas en cuenta. Algunas veces cuando sufrimos, estamos tan enfocados en nuestro propio dolor y ansiedad que no nos damos cuenta de que las personas a nuestro lado sufren también. ¿Podemos desviarnos de nuestro propio viacrucis para consolarlas?