Con Bautismo de Cristo termina la Navidad

Publicado: January 9, 2025

“(Jesús) viene a santificar el Jordán por nuestro bien ... Para comenzar una nueva creación a través del Espíritu y agua". — San Gregorio Nacianceno, Liturgia de las Horas, I, 634

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Con el Bautismo del Señor concluye la celebración del tiempo de Navidad. Esta fiesta celebra que, antes de comenzar su ministerio público, Jesús fue bautizado por San Juan el Bautista. | ¿Por qué celebramos el bautismo del Señor?

El Catecismo Católico de los Estados Unidos para Adultos explica por qué Jesús, quien era totalmente fiel a la voluntad del padre y estaba libre de pecado, eligió ser bautizado. “La inmersión de Jesús en las aguas del Jordán es un signo, para todos los seres humanos, de la necesidad de morir a nosotros mismos para hacer la voluntad de Dios… quiso mostrar su solidaridad con los seres humanos para así reconciliarlos con el Padre. Al conferir a los discípulos la misión de bautizar a todas las naciones, Jesús estableció el medio por el cual la gente pone fin al pecado — Original y actual — y empieza a vivir una nueva vida con Dios”. (pp. 196)

Gretchen Filz con el blog católico (en inglés), GetFed, dijo que el bautismo se presagió en el Antiguo Testamento cuando los israelitas cruzaron el mar Rojo con la meta de entrar a la Tierra Prometida, ilustrando cómo el bautismo es la puerta, la iniciación en la familia de Dios con el fin de entrar a la vida eterna con él en el Cielo. “Con su bautismo, Jesús nos dejó una señal, para que al imitar su bautismo seamos recibidos en su propia vida divina”.

“En el bautismo la naturaleza original del pecado que heredamos (a través del pecado original) se ahoga o muere, o es enterrado, y somos recreados a través de las aguas santificantes y se nos da una nueva ‘túnica de incorrupción’. Es una probadita de nuestra propia resurrección al final de los tiempos”, añadió. Inmediatamente después de que Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo descendió sobre él en la forma de una paloma y una voz desde el Cielo dijo: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias” (Lucas 3,22)

Chris Mueller con Ascencion señala que después del bautismo de Jesús todo cambió. Antes, era visto como un carpintero ordinario. “Pero, después del Jordán, su vida fue extraordinaria. Fue impecable. Sus propios familiares se burlaban de él. La gente que lo conocía decía cosas como: ‘¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre?’ (Marcos 3,21). Jesús, a pesar de todo, afirmó: ‘he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió’ (Juan 6,38). Parece que, en el Jordán, el Espíritu Santo comenzó a guiar a Cristo de una nueva manera. Cristo, habiendo renunciado a la prerrogativa divina, confió en el Espíritu, y salió a hacer la voluntad del Padre”.

Jesús dio ejemplo de la nueva vida a la que estamos llamados a vivir después de nuestro bautismo. “Nunca debemos olvidar que Jesús vivió su vida, no como una meta inalcanzable, sino como un ejemplo de cómo estamos llamados a vivir”, explicó Mueller. El nacimiento de Jesús y su bautismo están separados por 30 años, por lo que puede parecer raro concluir la Navidad con la fiesta del bautismo de Cristo. Pero el Padre Steve Grunow, con Word on Fire, explica el vínculo entre estos eventos (en inglés).

Él dijo que hay tres grandes revelaciones o “teofanías” en el tiempo de Navidad. La primera es la encarnación, el hecho de que Dios se permitió nacer en este mundo como hombre. La segunda fue durante la epifanía cuando Jesus fue revelado como el Mesías, el rey de Israel. Y la tercera fue que cuando Jesús fue bautizado, la Santísima Trinidad fue revelada. “El Hijo se da a conocer, el Padre habla, y el Espíritu Santo desciende. Es este misterio, el misterio de la Trinidad, lo que trae estas revelaciones o teofanías del tiempo santo de Navidad a plenitud”.