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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: April 15, 2019
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la parroquia de Catedral de San Andrés en Little Rock el lunes 15 de abril de 2019.
Una de las primeras cosas que tratamos de hacer al preparar una constitución para el consejo parroquial es tratar de presentar una declaración de misión. Muchas empresas en el mundo de los negocios hacen esto también. La idea es darnos una clara idea de nuestros valores, nuestras metas y el enfoque que tomaremos para lograr estas metas.
Siempre hay el peligro de que en nuestras ocupaciones nos distraigamos por pequeñeces y olvidemos nuestros objetivos más importantes.
En el Evangelio que acaban de escuchar, Jesús toma la declaración de misión del profeta Isaías en nuestra primera lectura y la hace propia. ¿Por qué ha venido Jesús? ¿Para qué lo ha ungido el Espíritu Santo? Él ha venido para 1.) anunciar la buena nueva a los pobres, 2.) para proclamar el perdón a los cautivos, 3.) para anunciar la curación a los ciegos, 4.) para dar libertad a los oprimidos, y 5.) para proclamar el año de gracia del Señor.
Los sacramentos donde estos óleos serán utilizados son momentos de encuentro personal con el Señor no solamente para nuestro propio beneficio y consuelo, sino también para el propósito de la misión, de ser enviados — fortalecidos en el sacramento de la confirmación, sanados a través de la unción de los enfermos y ordenados para servir en las órdenes sagradas.
En esta Misa del Santo Crisma recordamos que para esto nos ha ungido el Espíritu especialmente a nosotros los sacerdotes por virtud de nuestra ordenación.
1.) ¿Cómo nosotros los sacerdotes anunciaremos la buena nueva a los pobres? El Papa Francisco nos habla mucho sobre nuestra obligación de predicar homilías bien preparadas que le den esperanza al pueblo. Una preocupación preferente por los pobres entre nosotros y una cálida bienvenida para todos. Proyectos caritativos para ofrecer ayuda material y espiritual a los necesitados. Remover las barreras que privan al pueblo de fácil acceso a nosotros.
2.) ¿Cómo nosotros los sacerdotes proclamaremos el perdón a los cautivos y daremos la libertad a los oprimidos? El ministerio penitenciario sin lugar a duda. También trabajando para liberar a aquellos que están esclavizados por las adicciones de cualquier tipo. El mes pasado tuvimos la educación continua sobre el tema de la pornografía. Y claro, las circunstancias apremiantes que han forzado a muchos a acercarse a nosotros como refugiados y nuestra obligación de abogar por sus derechos y ofrecerles una cálida bienvenida.
3.) ¿Cómo nosotros los sacerdotes anunciaremos la curación a los ciegos? Vivimos en un país que está tropezando en muchos tipos de tinieblas: verdades alternativas que realmente son mentiras, inmoralidad de todo tipo, aborto. Proclamamos el Evangelio de la vida y abogamos por la protección de la vida desde el primer momento de concepción hasta la muerte natural y en cada etapa de su desarrollo. La luz es más poderosa que las tinieblas y tenemos una verdad que necesitamos proclamar a nuestra sociedad que tanto necesita escucharla.
4.) Hagamos entonces este próximo año un año verdaderamente de gracia del Señor, un año en el que nosotros — que debemos ser un alter Christus, otro Cristo — hagamos propia la declaración de misión de Jesús verdaderamente y valientemente. ¡Y eso aplica a todos nosotros, no sólo aquellos que somos sacerdotes!
En esta Misa consagraré el crisma que será utilizado en la ordenación de los sacerdotes al igual que para el sacramento de la confirmación. Bendeciré el óleo de los catecúmenos y el óleo para ungir a los enfermos. Estos óleos se bendicen y consagran en esta Misa única como signo de nuestra unión como una Iglesia y serán llevados desde aquí a todas las parroquias en nuestro estado para utilizarse a lo largo de este año para la administración de los sacramentos que todos compartimos.
Los sacramentos donde estos óleos serán utilizados son momentos de encuentro personal con el Señor no solamente para nuestro propio beneficio y consuelo, sino también para el propósito de la misión, de ser enviados — fortalecidos en el sacramento de la confirmación, sanados a través de la unción de los enfermos y ordenados para servir en las órdenes sagradas.
Es por este motivo que esta Misa del santo crisma se enfoca tanto en 1.) la misión de Dios — liberarnos del poder del pecado y de la muerte, a través de la propia muerte y resurrección de Jesús, la cual compartimos por medio del sacramento del bautismo, y 2.) la misión consecuente de los creyentes — fortalecidos e iluminados por el Espíritu Santo en el sacramento de la confirmación para anunciar esa salvación a los demás, y más aún por nosotros los sacerdotes que hemos sido consagrados al Señor a través de la ordenación, de ahí la renovación de nuestras promesas hoy.
Y luego desde esta Misa, habiendo hecho propia la declaración de misión de Jesús, seremos enviados: “¡para anunciar la buena nueva a los pobres… para proclamar el perdón a los cautivos y anunciar la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos, y para proclamar el año de gracia del Señor!”