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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: January 21, 2018
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa por la Vida anual en la Catedral de San Andrés en Little Rock el domingo 21 de enero de 2018. Está basada en las lecturas del Tercero Domingo del Tiempo Ordinario, Año B.
Con Dios todo es posible, no hay nada imposible para Dios. Vemos esto en nuestras lecturas de hoy, creemos esto en todas nuestras labores pro-vida, y si abrimos nuestros corazones también experimentaremos esto en nuestras propias vidas. Con Dios todo es posible.
En nuestra primero lectura, Dios le da a Jonás la misión aparentemente imposible de llamar a una ciudad pagana entera a la conversión. Jonás cree que esto es imposible y trata de evadir lo que el Señor le está pidiendo.
Pero finalmente él cede y va a la ciudad de Nínive a proclamar la palabra de Dios. Y he aquí que ocurre lo imposible. Ellos se convirtieron de su mala vida y tuvieron fe en el único y verdadero Dios, para quien nada es imposible.
Esto es lo que significa tener una ética consistente de la vida. El aborto es un tema extremadamente importante y tenemos la determinación de oponer el aborto, pero hay otros temas pro-vida que son importantes también y ¡vaya que tenemos las manos llenas! Esta no es una situación donde puede elegir una o la otra; es una situación donde debemos elegir ambas.
En nuestro Evangelio tenemos el principio del ministerio público de Jesús. Y así como Jonás, Jesús tiene una misión aparentemente imposible; en su caso aquella de predicar el Reino de Dios: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.
Y luego, con un poco más que la firme convicción de que esto era lo que el Padre le estaba pidiendo, Jesús comienza a reclutar a otros para esta misión. Simón y Andrés, Santiago y Juan ponen su fe en él y hacen lo que sus familias debieron haber considerado como lo más irresponsable que pudieran imaginarse: dejarlo todo — su carrera, sus obligaciones familiares — confiando en nada más que la promesa de Jesús de hacerlos “pescadores de hombres”.
Discípulos que llamarán a otros a este Reino de Dios tan diferente a la falsa seguridad de la única vida que hasta ahora ellos habían conocido: el reino de este mundo. Jesús proclamó el camino de la verdad y la vida en un mundo donde las mentiras y la muerte prevalecían y también lo hacemos nosotros en todas nuestras actividades pro-vida. La luz en un mundo cubierto en tinieblas. Nuevas posibilidades frente a la maldad que aparentemente parecía imposible de superar. Porque nada es imposible para Dios.
Yo he estado involucrado en actividades pro-vida por más de 40 años. Mi primera Marcha por la Vida fue en Washington, DC en el tercero aniversario de Roe v. Wade, en 1976. Y naturalmente se enfocó en el esfuerzo para erradicar el aborto.
Recuerdo que estaba heladísimo: había hielo y nieve en el suelo, aguanieve en el aire y un fuerte viento cortante del norte. Y sin embargo había quizá 65,000 de nosotros marchando. Parecía como si todo estuviera en nuestra contra y no sólo el clima. Los medios restaron importancia a nuestras cifras y predijeron que la resistencia a la legalización del aborto a petición se desvanecería rápidamente. Pero nosotros sabemos que con Dios todo es posible y que la luz es más fuerte que las tinieblas, así que seguimos marchando año tras año.
Ustedes y yo, así como Jonás, tenemos la misión aparentemente imposible de llamar a toda una nación cada vez más pagana a la conversión. Y esta es una misión monumental. Primero que todo se encuentran aquellas personas que se hacen llamar “pro-elección”, muchas de las cuales no quieren ninguna restricción en cuanto al aborto. Pienso que todos sabemos que nuestra oposición al aborto es absoluta — no hay necesidad de que siga hablando más al respecto.
Pero luego también hay muchas personas que se hacen llamar “pro-vida”, pero que en realidad no lo son. Son meramente anti-aborto y no son por lo menos un poco misericordiosos cuando se trata de aquellos que son pobres, vulnerables e indefensos pero que ya están fuera del vientre. No tienen una ética integral de la vida. Y como tal vez ya saben, yo no voy a participar en la Marcha y Manifestación por la Vida de este año porque la oradora principal será la Procuradora General Leslie Rutledge, quien ha luchado para conseguir la ejecución de cuatro criminales que ya no eran una amenaza para la sociedad — ¡de hecho, quiso ejecutar a ocho.
La Diócesis de Little Rock se pronunció públicamente apelando por clemencia para estos 4 hombres, pero encontramos oposición en cada paso por la Procuradora General Rutledge. Por este motivo, le pedí a Arkansas Right to Life que eligiera a un orador principal más apropiado indicando que, de lo contrario, yo no podría participar en lo que supuestamente es un evento pro-vida.
Pero ellos decidieron ir adelante con ella. Ustedes por supuesto, pueden elegir participar o no según lo decidan.
En cualquier evento, este año hemos visto el asalto despiadado de los indefensos que, una vez más, no son una amenaza para nosotros: la deportación de inmigrantes y refugiados que huyen de situaciones desesperantes, algunos de los cuales vinieron aquí como niños; los discursos públicos humillantes y racistas que dividen; la pena de muerte la cual ya he mencionado; la reducción en el acceso al cuidado de salud; normas sobre los impuestos que parecen favorecer a los ricos y poderosos; difamaciones en Twitter y la Internet; el silencio ante el comportamiento lleno de odio; estos son temas pro-vida también — cualquier cosa que afecte la vida y la dignidad de la persona desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural y en cada etapa de la vida.
Esto es lo que significa tener una ética consistente de la vida. El aborto es un tema extremadamente importante y tenemos la determinación de oponer el aborto, pero hay otros temas pro-vida que son importantes también y ¡vaya que tenemos las manos llenas! Esta no es una situación donde puede elegir una o la otra; es una situación donde debemos elegir ambas.
Así como Jonás, tal vez nos sintamos tentados a darnos por vencidos algunas veces, pensando que esta batalla para los corazones y mentes de nuestro país es una batalla que no se puede ganar — especialmente ya que seguimos perdiendo terreno en otras tantas áreas de moralidad donde el alma de nuestro país está desviándose del camino.
Pero la Nínive de hoy no está más allá de la salvación y ustedes y yo hemos sido enviados por Dios para inspirar al pueblo a que se aleje de su mala vida y a vivir vidas dignas del único y verdadero Dios de la vida y Jesús, quien es el camino, la verdad y la vida, y para quien nada es imposible.
Como Jesús y sus discípulos, Dios nos ha enviado a proclamar el camino de la verdad y la vida en un mundo donde domina el mal. El Evangelio de la vida, del valor y derecho a la vida intrínseco de cada persona desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural y en cada etapa intermedia.
Debemos ser una luz brillando en un mundo oscuro, dando testimonio al poder del amor frente a la maldad que parece ser imposible de superar. Porque no hay nada imposible para Dios.