Misa del Santo Crisma 2016

Publicado: March 21, 2016

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la parroquia de Catedral de San Andrés de Little Rock el lunes 21 de marzo de 2016.


Obispo Taylor

“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret”. Fue con estas palabras que el Papa Francisco comenzó "Misericordiae Vultus," la bula de indicción del Jubileo Extraordinario de la Misericordia el cual estamos celebrando este año.

Hoy nos hemos reunidos para celebrar nuestra Misa anual del Santo Crisma. En esta Misa nuestros sacerdotes renuevan públicamente sus promesas sacerdotales como agentes sacramentales de la misericordia de Dios y luego bendeciremos y consagraremos los óleos que se utilizarán para brindar fortaleza sacramental y sanación a los fieles a lo largo del año.

En el Evangelio que acabamos de escuchar, Jesús nos da su declaración de misión y vemos que es una misión de misericordia. Él hablará sobre la doctrina en otras ocasiones, pero a diferencia de las autoridades religiosas de su tiempo, él no tiene una visión rígida, en blanco y negro del mundo que condenaba a las personas que no estaban a la altura como si no fueran dignas del amor del Padre quien los creó tal y como son.

De acuerdo al Papa Francisco, ¡la misericordia es el corazón de nuestra fe! Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. Yo añadiría que para abrazar esta verdad, debemos tener la humildad para ser reverentes en la presencia de lo sagrado en situaciones imperfectas que claman misericordia en nuestro mundo de hoy.

Él tenía algo a lo que llamo tolerancia a la ambigüedad por ejemplo al tratar con la mujer Samaritana porque la condición humana es ultimadamente un misterio mucho más complejo que las categorías teologales disponibles para nosotros. Y la persona de hoy que lucha con la atracción del mismo sexo. O lo que sea. Fíjense que mientras la claridad de la doctrina es importante cuando eso se puede lograr, la doctrina no está es el corazón de nuestra fe.

De acuerdo al Papa Francisco, ¡la misericordia es el corazón de nuestra fe! Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. Yo añadiría que para abrazar esta verdad, debemos tener la humildad para ser reverentes en la presencia de lo sagrado en situaciones imperfectas que claman misericordia en nuestro mundo de hoy. ¡Y eso incluye la humildad para llevar nuestras propias heridas al Señor para recibir su misericordia y ser sanados!

Si nosotros los sacerdotes vamos a ser agentes sacramentales eficientes de la misericordia de Dios hoy, necesitamos hacer propia la declaración de misión de Jesús. El Espíritu del Señor está sobre nosotros desde el día de nuestra ordenación — de hecho, ¡desde el día de nuestra confirmación. Nos ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva — y hay muchos tipos de pobreza, entre los ricos al igual que los pobres.

Para anunciar la liberación a los cautivos — algunos de ustedes están comprometidos en el ministerio penitenciario y todos tenemos personas a quienes les falta libertad interior. Y la curación a los ciegos — aconsejando al pecador, especialmente aquellos que están tropezando ciegamente en un camino que los conduce a la destrucción. Para dar libertad a los oprimidos — ayudando a las personas a salir de situaciones abusivas.

Y proclamar el año de gracia del Señor — siendo la voz del que no tiene voz en el mundo de hoy. Cuando Jesús terminó de citar a Isaías, dijo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Creo que la expectativa de Jesús es que debido a que cada cristiano es un miembro del Cuerpo de Cristo, esta misión debe cumplirse en las vidas de cada persona aquí hoy. Y especialmente en nuestros sacerdotes, ya que cada sacerdote es un "alter Christus," (“otro Cristo”).

A principio de este año el Papa Francisco publicó un hermoso librito para el Año Santo titulado: "El Nombre de Dios es Misericordia," cuyo último capítulo consiste de tres pequeños pasajes sobre lo que el creyente debe hacer durante este Año Santo de la Misericordia, y la respuesta es doble:

1.) Debemos abrir nuestros corazones a la misericordia de Dios, especialmente yendo a la confesión.

2.) Debemos realizar las obras de misericordia corporales y espirituales, ser agentes de la misericordia de Dios para los demás. El Papa Francisco menciona específicamente el cuidado por los desempleados, los indigentes, los inmigrantes que llegan a nuestras costas y los ancianos que se encuentran solos y abandonados.

Él escribe: “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra”. Y junto con este mensaje del Papa Francisco, los envío desde esta Misa del Santo Crisma a ser agentes de la misericordia de Dios en nuestro mundo de hoy.