Ordenaciones Sacerdotales de Esteban Elser, Miguel Johns, Daniel Ramos y Joseph de Orbegozo

Publicado: June 2, 2018

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Cristo Rey en Little Rock el sábado, 2 de junio de 2018. Está basada en las siguientes lecturas: Nm 11,16-17.24-25; Hb 5,1-10; y Jn 17,6.14-19.


Obispo Taylor

Esteban, Miguel, Daniel y Joseph, con su ordenación y el inicio de su primera asignación este mes, tendremos a 70 sacerdotes de la Diócesis de Little Rock sirviendo en ministerio activo y 17 sacerdotes mayores — 87 en total, lo que es 4 sacerdotes activos de la Diócesis de Little Rock por cada uno en pensión, lo que es realmente muy bueno.

El Padre John Connell me informa que con su ordenación, la edad promedio de los sacerdotes en el ministerio activo en Arkansas bajará a 49 años de edad. Hace 10 años nuestra edad promedio era de 65 años. ¡Una gran bendición!

También tenemos a 15 sacerdotes de otras diócesis, 12 de los cuales son de la Diócesis de Nellore en la India. Y 34 sacerdotes que pertenecen a institutos religiosos, 14 de los cuales son benedictinos de Subiaco, y para ellos les ordenaré dos sacerdotes más este julio — un total de 140 sacerdotes en Arkansas — con los cuales tenemos una gran deuda de gratitud.

¡Se acuerdan de los que dijo Jesús respecto el camello y el ojo de la aguja! Si parece ser mundano, es probable que lo es, y un tal sacerdote es seglar en el sentido malo de la palabra cuando lo que empezó como vocación se vuelve nada más una carrera, y el deseo de servir da lugar a un sentido de merecido … ¡esperando que el pueblo sirva al párroco y no al contrario!

Hace años ustedes tuvieron que discernir si su vocación era a un orden religioso o al sacerdocio diocesano. Para monjes, la vocación monástica es primero e incluye un cierto retiro del mundo. El abad decide más tarde si un determinado monje será un sacerdote o no. Pero para sacerdotes diocesanos, es primero el sacerdocio mismo.

Antes nos llamaron “el clero seglar” porque al contrario de los benedictinos, nuestra vocación sí está en el mundo, pero eso fue antes que la palabra seglar adquirió la connotación negativa de “mundano” — “del” mundo, lo opuesto de lo que dice Jesús en el Evangelio elegido para su ordinación. Nuestra tarea es la de infiltrar el mundo, ¡cambiarlo desde adentro! En el mundo pero no del mundo. ¿Y cómo hacer eso?

Primero, debes ser “consagrado a la verdad”. Si predicas la verdad completa del Evangelio — no sólo las partes más fáciles — el mundo te odiará porque odia la verdad, pero no te preocupes: “Dios te guardará del Maligno.”

La gente reconoce la verdad aunque no le guste. Lo que nos molesta es que para abrazarla, debemos cambiar, dejar atrás todo lo que es cómodo pero falso. Cambiaremos al mundo sólo al cambiar antes los corazones y eso nos obliga a enfrentar el mal … y eso no es agradable. Pero te aseguro, si la gente se queja porque eres “consagrado a la verdad” y predicas alguna parte del Evangelio que no quieren escuchar, ¡te respaldo!

Segundo, debes ser un hombre de oración. Pueda ser que nuestra vocación de sacerdotes diocesanos está en el mundo, pero también nosotros debemos retirarnos del mundo, por al menos una hora de oración privada cada día, ¡incluyendo durante tus vacaciones! ¿Hay otra manera de aprender del corazón de Cristo esas verdades que el Señor quiere revelarte a ti y a tu pueblo?

¡De otro modo, sólo terminarás predicando tus propias ideas! Además, ¿hay otra manera de encontrar la paciencia que necesitas para ser Cristo para tus parroquianos de alto mantenimiento?

Tercero, debes morir a ti mismo. Es decir: debes vivir el reto de la verdad de Dios en tu vida primero, dejando atrás todo lo que hay en tu vida que es cómodo pero falso; de otra manera, tus palabras no serán creíbles … y eso requiere que elimines de tu vida todo lo que hay que no se conforma con tu vocación de sacerdote. Sabes, somos mucho más débiles de lo que piensan algunos y la ordinación no cambia ese hecho.

Nuestra lectura de Hebreos dice que somos capaces de comprender a ignorantes y extraviados, porque también nos hallamos envueltos en flaqueza. Lo bueno es que la comprensión de nuestra propia debilidad puede ayudarnos a ser confesores más compasivos, pero sin embargo … sin morir al mundo — en el mundo pero no del mundo — si no haces eso, no cumplirás tu vocación de ser un sacerdote santo, tal como necesitan tus parroquianos.

Hay cosas que aunque no sean pecaminosas en sí, son incompatibles con la vida de santidad en el sacerdocio. Por ejemplo: los sacerdotes diocesanos no tenemos el voto de pobreza como los monjes, pero eso no significa que está bien acumular muchas posesiones materiales.

¡Se acuerdan de los que dijo Jesús respecto el camello y el ojo de la aguja! Si parece ser mundano, es probable que lo es, y un tal sacerdote es seglar en el sentido malo de la palabra cuando lo que empezó como vocación se vuelve nada más una carrera, y el deseo de servir da lugar a un sentido de merecido … ¡esperando que el pueblo sirva al párroco y no al contrario!

Así pues … ¿qué piensas? ¿Estás listo para unirte con estos otros hombres de oración consagrados a la verdad en la obra de salvación de Jesús: infiltrando el mundo para cambiarlo desde adentro, confortando a los afligidos y afligiendo a los cómodos porque tú has consagrado tu vida a Dios por la salvación de su pueblo?

Serás ahora un "alter Christus," de modo que cada vez que celebras la Eucaristía, ofreces al Padre tu propio cuerpo y sangre también, unido a aquel de Cristo.

¡Otro recordatorio diario de que no sólo admiras a Cristo, fuiste llamado a seguir a aquel que murió a sí mismo para que nosotros seamos salvados!