Ordenaciones Sacerdotales de Diáconos Alex Smith, Emmanuel Torres, Omar Galván, Brian Cundall y Ben Riley

Publicado: May 29, 2021

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en el Coliseo Barton en Little Rock el sábado, 29 de mayo, 2021. Está basada en las siguientes lecturas: Jer 1:4-9; Ef 4:1-7,11-13; y Jn 15,9-17.


Obispo Taylor

Omar, Emmanuel, Alejandro, Ben y Brian, al reunirnos hoy en la presencia de sus hermanos católicos de todo el estado de Arkansas, a quienes Dios los ha llamado para servirles como sacerdote, nos recordamos la Última Cena de Jesús de hace 2,000 años — los hechos de la cual constituyen, en efecto, su última voluntad y testamento.

Los tesoros que nos ha legado en su última voluntad son la Eucaristía y el sacerdocio, que instituyó en la Última Cena. Y el Testamento que nos dejó esa noche se encuentra en su discurso de despedida en el Evangelio de Juan. Hoy en día muchos hacen una última voluntad con la ayuda de un abogado, pero pocos escriben también un Testamento, a pesar de nuestra expresión "última voluntad y testamento."

Un testamento es un documento que comparte la sabiduría y los valores que queremos compartir con aquellos que dejamos atrás — el patrimonio espiritual que queremos legar a nuestros seres queridos. La última voluntad, de otra mano, otorga el patrimonio material que queremos legarles. El pasaje del Evangelio que eligieron para su ordenación viene de la sección más importante del discurso de despedida de Jesús.

"¡Una vez sacerdote, siempre sacerdote!" Este no es un trabajo de 9 a 5. Deberán amar a todos en la misma medida que Jesús los ha amado — las 24 horas del día, aun cuando la gente les llame a las 3 de la madrugada. De hecho, ¡sobre todo cuando les llamen a las 3 de la madrugada! De hoy en adelante deben sacrificar su vida para los demás lo mismo que Jesús sacrificó su vida por ustedes, las 24 horas del día.

En estos versículos habla de los valores más altos que deben ser la meta de todos nosotros, a quienes él alimenta con su cuerpo y su sangre, y sobre todo nosotros a quienes él llama a ser sacerdotes — es decir, el amor abnegado.

Déjenme desempaquetar esto un poco. Cuando pregunto cuál es el mandamiento más grande de Dios, la mayoría de la gente me da una respuesta equivocada, y añaden que de hecho hay dos mandamientos más grandes. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, mente y alma" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." ¿No es eso lo que dijo Jesús? ¿Qué podría ser más grande que eso?

Sobre todo, porque una parte de nuestro patrimonio es la parábola de Jesús del Buen Samaritano por medio de la cual nos enseña que cada ser humano es nuestro vecino — ¡incluyendo las personas más desagradables imaginables! ¡Amar al hombre que yace en la orilla de la calle tanto como a nosotros mismos! Pero espero que hayan aprendido en la Teología que estos no son los mandamientos más grandes de Dios. Jesús dice que son los mandamientos más grandes "de la Ley", es decir que sólo son ¡los mandamientos más grandes del Antiguo Testamento ... los mandamientos más grandes de la Ley! ¡El Nuevo Testamento que se edifica encima de la Ley y la completa todavía no era escrito!

En la Última Cena, por medio de su discurso de despedida, Jesús nos dio un mandamiento nuevo, mucho más grande, diciendo: "Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos." El mandamiento más grande es aquel de amar como Jesús ama — ¿y cómo nos ama? ¡Hasta la muerte! ¡Amando a los demás no sólo como amamos a nosotros mismos, sino amarlos más de lo que nos amamos! Hay que amar como Jesús ama: completamente y abnegadamente — ¡hasta la muerte! ¡Y esto se aplica aún más a nosotros, que fuimos configurados más íntimamente a Cristo por medio de la ordenación!

Brian, Alejandro, Ben, Emmanuel y Omar, todo sacerdote es un "alter Christus," otro Cristo. Tenemos el gran privilegio de ofrecer la Eucaristía, pero viene con una realidad exigente — y también hermosa — que debo señalar: Jesús fue simultáneamente el sacerdote y el sacrificio que él ofreció como sacerdote — y debe ser igual en su vida.

Celebrarán cada Misa "in persona Christi," en la persona de Cristo, de modo que ustedes también deben ser simultáneamente el sacerdote y el sacrificio que ofrecen en comunión con el sacrificio de Jesús, quien ustedes ofrecen al Padre sacramentalmente como una oblación para nuestra redención y en expiación de nuestros pecados. Este autodonación al Padre en unión con la de Jesús les obliga a vivir su autodonación en todo lo que hacen durante todo el día.

El refrán "una vez sacerdote, siempre sacerdote" significa dos cosas: no sólo significa que serán sacerdotes durante todo el resto de su vida. Significa también que ustedes son sacerdotes siempre — otros Cristos — todas las 24 horas del día

"¡Una vez sacerdote, siempre sacerdote!" Este no es un trabajo de 9 a 5. Deberán amar a todos en la misma medida que Jesús los ha amado — las 24 horas del día, aun cuando la gente les llame a las 3 de la madrugada. De hecho, ¡sobre todo cuando les llamen a las 3 de la madrugada! De hoy en adelante deben sacrificar su vida para los demás lo mismo que Jesús sacrificó su vida por ustedes, las 24 horas del día.

Mis hermanos, la gente piensa que eligieron ser sacerdotes, lo que no es cierto. Jesús los eligió a ser sacerdotes — es por eso que la llamamos una vocación y no una carrera — lo que ustedes hicieron fue responder a su llamada, por lo cual estoy muy agradecido, aunque sé bien por mi propia experiencia que aun nuestra capacidad de responder se debe, en última instancia, a su gracia.

Pero han respondido a esa llamada, lo que requiere valentía, y lo hicieron con esa misma generosidad abnegada que debe siempre marcar su ministerio sacerdotal desde hoy en adelante. En el Evangelio de hoy Jesús les dice lo mismo que les dijo a los primeros apóstoles en la Última Cena, durante la cual instituyó los sacramentos de la Eucaristía y el sacerdocio: "No me han elegido ustedes a mí; más bien les he elegido yo a ustedes, y les he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto sea duradero; de modo que todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo conceda. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros."

¡Dios los bendiga! ¡Y que Dios nos bendiga en abundancia a través de ustedes durante muchos años por venir!