Sitio oficial de la Red de la
Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: May 27, 2017
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Cristo Rey en Little Rock el sábado, 27 de mayo de 2017.
Martín, Lucas, Ramsés, Esteban y Guillermo, en el Evangelio elegido para su ordenación, Jesús le pregunta a Pedro tres veces si le ama. Pedro dice que "sí" y Jesús responde con, "Entonces apacienta mis corderos ... apacienta mis ovejas" por medio del cual, Pedro mostrará que su amor es genuino, no sólo de palabras.
Pues hoy tengo hoy el gran honor de ordenarles para tomar su lugar en el cuidado del rebaño del Señor, al cuyo llamado han respondido con amor y valentía. Y ya saben que para ser buenos pastores, deben estar dispuestos a enfrentar adversidades y aun morir por las ovejas, como Pedro y como él cuyo alter ego — alter Christus — ahora serán.
Como dije acerca de este mismo Evangelio en las ordenaciones del año pasado, esta imagen funciona cuando hablamos del trabajo de guiar el rebaño, pero no funciona cuando nos enfocamos en el comportamiento de las ovejas.
99% de las veces su ministerio les obligará a guiar pero no forzar; inspirar y no avergonzar; animar en lugar de regañar a las ovejas — y tal vez nunca se presentará ese 1% de las veces cuando hay que regañar, si ellos saben sin sombra de duda que les aman y les reverencian.
Las verdaderas ovejas, las de cuatro patas, no son muy listas y hay que pincharlas y forzarlas a continuar en el rumbo justo.
Pero las personas a quienes ustedes servirán como sacerdotes no son ovejas brutas — Dios les ha dotado con muchos dones de intelecto, muchos talentos que tú y yo no tenemos.Y también les ha bendecido con entrega sincera a Jesucristo y a su Iglesia. Son nuestros “colaboradores en la viña.”
Así que al iniciar su ministerio sacerdotal, les insto a venerar el pueblo que sirven ... de hecho, les servirán mejor al capacitarles para contribuir sus dones, poniéndose a sus órdenes — ¡y no a la inversa! La Iglesia en Arkansas necesita a sacerdotes que guíen por medio de su ejemplo, que reverencian los dones espirituales y ministeriales de aquellos que Jesús nos manda a servir.
Nuestra Iglesia debe caracterizarse por compañerismo y no coacción, por discurso inteligente y no edictos impuestos desde arriba; de ideas y valores, no sólo reglas legales.
99% de las veces su ministerio les obligará a guiar pero no forzar; inspirar y no avergonzar; animar en lugar de regañar a las ovejas — y tal vez nunca se presentará ese 1% de las veces cuando hay que regañar, si ellos saben sin sombra de duda que les aman y les reverencian.
El amor se manifiesta en muchas maneras. Una es tratando a otros con compasión, y no juzgarlos ni a ellos ni sus motivos — sobre todo en esos momentos desconcertantes cuando se presentan circunstancias lamentables.
El amor se manifiesta también por el modo que vemos y reverenciamos a Cristo en aquellos que servimos, sobre todo esas ovejas de alto mantenimiento que hay en todas las parroquias — aquellos que son pobres materialmente o espiritualmente, aquellos que están enfermos físicamente o mentalmente y aquellos que tienen necesidades espirituales especiales.
Eso se vuelve más fácil en la medida que reconocemos que también nosotros tenemos necesidades espirituales especiales, que también nosotros somos en algunos respectos pobres y enfermos — "Si no fuera por la gracia de Dios, ¡allí voy yo!"
Aquí en Arkansas, nuestro amor se manifiesta también en la bienvenida que damos a los forasteros entre nosotros, sobre todo los inmigrantes recientes — cuyas circunstancias difíciles ustedes conocen muy bien. Una parte importante de su trabajo será el esfuerzo de fomentar comprensión, amor y respeto entre todos aquellos que Jesús confía a su cuidado.
Nuestra diócesis es un mosaico vivo de gente muy diversa de muchos orígenes étnicos y varios idiomas — parecido a un vitral de muchos colores cuya hermosura verdadera brilla plenamente sólo cuando está iluminada por la luz del amor mutuo — cuando se deja que la variedad de nuestras culturas y razas resplandezca brillantemente. Las parroquias donde empezarán su ministerio sacerdotal son ejemplos excelentes de esto.
Como dice muy acertadamente San Benito — en cuyo espíritu ustedes han sido formados en San Meinrad — ustedes deben “arreglarlo todo para que los fuertes estén inspirados a luchar por metas altas mientras los débiles no tengan nada que temer.”
Mis hermanos, al ser ordenados su vida cambiará irrevocablemente — ¡para siempre! En modos que todavía no saben, pero conforme a la voluntad de Dios. ¡Al empezar este ministerio hoy, les exhorto a reverenciar a Cristo quien viene a ustedes en el pueblo que sirven!