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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: April 8, 2017
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la parroquia de Catedral de San Andrés de Little Rock el sábado, 8 de abril de 2017. Está basada en las siguientes lecturas: Jer 1:1, 4-9; Ef 4:1-7,11-13; y Mt 9:35-38.
En el transcurso de dos meses celebraré la ordenación de seis sacerdotes y ocho diáconos transitorios, lo que me da la oportunidad de hablar más ampliamente sobre el ministerio ordenado de lo que sería posible en una sola ceremonia.
Pero lo que todas las ordenaciones tienen en común es que a través de ellas nos convertimos en un ministro de palabra, sacramento y caridad, en el cual nuestra vida se convierte en una vida que se vive por los demás.
Así que Jeff y Tuyen, en vista de la lectura de Jeremías que elegieron como la primera Lectura para su ordenación, quisiera enfocarme en el hecho de que hoy ustedes se convierten en un siervo ordenado de la Palabra de Dios, lo cual es otra manera de decir un siervo de la voluntad de Dios — Su voluntad, no la tuya — por ejemplo, en las homilías explicando lo que el Señor tiene que decir, ¡sin retorcerlo en lo que Tuyen o Jeff desearía que el Señor hubiera dicho!
Lo que estoy tratando de decir es que aunque el celibato requiere sacrificio y muerte a uno mismo, tú descubrirás que es un don que te permite amar a los demás más plenamente y más libremente, siguiendo el ejemplo de Jesús quien también fue célibe — probablemente por esa misma razón — y quien te dará la gracia que necesitas para vivir con dedicación plena las promesas que haces hoy.
Esto es un peligro, especialmente cuando tememos que no les va a gustar a la gente lo que Jesús tiene que decir. A todos nos gusta quedar bien con la gente, pero las sagradas escrituras dicen claramente que hay solo una persona que deben preocuparse en complacer y esa persona es el Señor.
Jeff y Tuyen, ¿qué estaba en su mente cuando elegieron el llamado de Jeremías para tu primera Lectura? — en la cual Dios dice: “irás a donde yo te envíe y dirás lo que yo te mande. No tengas miedo, porque yo estoy contigo para protegerte”.
Palabras hermosas, pero no olvidemos que no fue fácil para Jeremías. El país estaba en crisis, él se oponía a la corrupción e idolatría con todas sus fuerzas, él soportó ser arrestado, encarcelado y humillado públicamente. Vemos hoy cuán grande fue entre los profetas, por lo que podemos olvidar fácilmente que su influencia fue mayor después de su muerte que antes.
A pesar de todas sus tribulaciones, Jeremías se mantuvo enfocado en estas mismas dos cosas: 1.) él era un siervo de la Palabra de Dios sin importar lo que le costó personalmente; y 2.) la única persona a quien realmente tenía que complacer era el Señor.
Tuyen y Jeff, como diácono preparándose para el sacerdocio, prometerán celibato “por causa del Reino de los cielos y para servicio de Dios y de los hombres”.
Ser célibe requiere mucho más que ser sólo un “soltero confirmado”. Algunos hombres son solteros porque no pueden hacer un compromiso permanente, pero tu promesa de celibato es para toda la vida.
lgunos son solteros porque son demasiado egoístas para hacer espacio en su vida para otra persona, pero tu celibato te liberará para hacer espacio en tu vida para muchas más personas de lo que sería posible como un hombre casado o como un soltero confirmado.
Algunos permanecen solteros porque no hay mujer suficientemente buena para ellos, pero como persona célibe tú no estás buscando una relación exclusiva con la mujer perfecta — lo cual te liberará para amar incluso a las personas más desagradables — a quien Dios ama y confía a tu cuidado.
Lo que estoy tratando de decir es que aunque el celibato requiere sacrificio y muerte a uno mismo, tú descubrirás que es un don que te permite amar a los demás más plenamente y más libremente, siguiendo el ejemplo de Jesús quien también fue célibe — probablemente por esa misma razón — y quien te dará la gracia que necesitas para vivir con dedicación plena las promesas que haces hoy.
Y ahora quisiera dirigirme en particular a los hombres jóvenes presentes en nuestra congregación hoy que no son seminaristas — al menos todavía no ¿Sientes que el Señor está jalando tu corazón? ¿Sientes algo personal que te emociona pero temes considerarlo, tal vez porque tienes miedo a que el plan que tiene Dios para ti sea diferente de lo que tenías en mente?
Si así fuese, sé valiente. ¡No te dejes vencer por el miedo! ¡Mira a todos estos jóvenes que ya han respondido! Les aseguro que: Dios no sólo llama. Él es también quien nos capacita para responder con el "¡Sí, Señor!" — como Jeremías en nuestra primera lectura y como Jeff y Tuyen hoy.