Mensaje sobre Revelación de Clérigos

Publicado: September 16, 2018

El Obispo Anthony B. Taylor grabó la siguiente mensaje, la cual se escuchó en todas las Misas en Arkansas el 15 y 16 de septiembre, 2018.

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Obispo Taylor

Hermanos y Hermanas en Cristo:

Tras los escándalos en torno al ex Cardenal McCarrick y al informe del gran jurado de Pensilvania sobre más de 1,000 casos de abuso sexual por algunos 300 sacerdotes en ese estado en el transcurso de los últimos 70 años, y luego el mes pasado las impactantes pero no corroboradas acusaciones del Arzobispo Viganò, algunos han pedido una rendición de cuentas sobre la existencia de tales casos en Arkansas y cómo se han manejado localmente, de ahí este mensaje para ustedes hoy.

Aunque la mayoría de nuestros culpables ahora están muertos y ninguno ha estado en ministerio activo en la Iglesia católica desde hace mucho tiempo, creo que revelar esto en su totalidad es simplemente lo correcto. Esta es su Iglesia y ustedes tienen derecho a saberlo. A diferencia de otras diócesis que se vieron forzadas a publicar los nombres de los culpables reconocidos debido a la amenaza inminente de una demanda civil, investigación criminal, o procedimientos de bancarrota, nadie me está forzando a hacer esto.

A nombre propio y a nombre de la Iglesia, me gustaría pedir perdón a todas las víctimas por el abuso que han sufrido en el pasado y por la manera en que el liderazgo de la Iglesia les ha fallado algunas veces. Me comprometo a hacer todo lo que está en mi poder para garantizar que esto nunca vuelva a ocurrir.

Estoy actuando simplemente por interés a la transparencia. El lunes de esta semana publiqué una carta revelando los nombres de todos los culpables reconocidos y he pedido que una copia de esta carta se les proporcione como parte del boletín de esta semana. Espero que el revelar estas verdades dolorosas pueda brindar algo de sanación a las víctimas — ellas sabrán que no están solas — y alentar a las víctimas que hasta ahora no conocemos a que denuncien los hechos.

A nombre propio y a nombre de la Iglesia, me gustaría pedir perdón a todas las víctimas por el abuso que han sufrido en el pasado y por la manera en que el liderazgo de la Iglesia les ha fallado algunas veces. Me comprometo a hacer todo lo que está en mi poder para garantizar que esto nunca vuelva a ocurrir.

Esto es lo que sabemos actualmente: En el transcurso de los últimos 70 años, aproximadamente 700 sacerdotes han servido durante diferentes periodos de tiempo en Arkansas. De aquellos 700, sabemos de 12 sacerdotes acusados convincentemente de abuso sexual de menores, incluyendo alrededor de 23 víctimas reconocidas en Arkansas. Aunque no hay excusa, es importante que ustedes sepan que la mayoría de estos delitos ocurrieron hace mucho tiempo y que ninguno ocurrió después de la implementación del Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes hace 16 años, en 2002.

Incluso así, aunque los crímenes cometidos por estos sacerdotes ocurrieron en el pasado, el quebrantamiento que esto ocasionó en las vidas de sus víctimas permanece con ellos en el presente y muchas veces a lo largo del resto de sus vidas, y eso es algo de gran preocupación para mí.

Debo añadir que durante los últimos 70 años ha habido otros sacerdotes que han dejado el ministerio por motivos personales o incluso porque han sido removidos del ministerio por motivos que no tienen nada que ver con el abuso de menores — por ejemplo, mala conducta con adultos — y no deben ser tratados como tales.

Mi primer paso al enterarme del informe del gran jurado de Pensilvania el mes pasado fue pedir una revisión preliminar de todos nuestros expedientes relevantes en Arkansas, lo cual condujo a la publicación de los hallazgos el lunes pasado en la forma de una lista con los nombres y los años de servicio de los 12 sacerdotes que en el transcurso de los últimos 70 años han sido objeto de acusaciones convincentes de abuso de menores. 8 de estos nombres estaban tan alejados en el pasado que son completamente nuevos para mí.

Mi próximo paso, iniciado para garantizar que todos nuestros casos de abuso por el clero hayan sido identificados y objetivamente revisados, fue programar una revisión independiente de todos los expedientes del personal del clero, incluyendo también aquellos de diáconos, y otros expedientes relevantes por Kinsale Management Consulting, una agencia de investigación independiente que se especializa en este tipo de trabajo.

Esta revisión más a fondo también examinará cómo los obispos y otros superiores religiosos en ese momento manejaron cualquier acusación de abuso sexual que recibieron. Espero que los hallazgos de esta revisión independiente estén listos para ser compartidos con el público en diciembre, pero tomará el tiempo que sea necesario para que se haga correctamente.

La lista que publiqué el lunes ha sido colocada en nuestro sitio Web (www.dolr.org/clergy-disclosure-list-espanol) junto con información adicional sobre el clérigo, y será actualizada una vez que concluya la investigación independiente de nuestros expedientes por Kinsale Management Consulting.

A medida que sentimos el impacto de saber que estos sacerdotes acecharon a tantas víctimas, necesitamos también honrar el valor de aquellos que se han acercado para compartir las experiencias más dolorosas de toda su vida. Tal vez todo esto hubiese seguido oculto en la oscuridad si no fuese por todos ellos y su valentía. Necesitamos mantener a estas víctimas y sus necesidades  al frente de todo lo que hacemos.

Mi corazón está con todos aquellos que cargan heridas profundas como estas. A menudo toma años para que las víctimas de trauma asimilen el abuso que han sufrido, denuncien los hechos, y pidan ayuda. Se necesita mucho valor para admitir esto y se necesita confianza. Y la confianza es algo que el abusador tuerce y manipula, al igual que las instituciones que ayudan a proteger al abusador.

Así que denunciar los hechos es mucho más difícil y no ocurrirá hasta que la víctima se sienta segura y tenga la confianza de que él o ella serán escuchados. Y esa es la tarea de la Iglesia hoy. Un ambiente seguro significa no sólo un lugar donde nadie será abusado de ahora en adelante, también significa crear un lugar seguro para que aquellos que han sido abusados en el pasado puedan encontrar comprensión, sanación y esperanza.

Por lo tanto, si ustedes o alguien a quien conocen ha sido abusado sexualmente por un sacerdote, diácono, u otro representante de la Iglesia, sepan que queremos que hagan la denuncia, y queremos ayudar. Por favor comuníquense primero a las autoridades civiles llamando a la Línea de Emergencia de Abuso Infantil del Estado de Arkansas y luego llamen o envíen un correo electrónico a uno de nuestros contactos diocesanos: Diác. Matthew Glover, canciller para asuntos canónicos o nuestros coordinadores de asistencia para víctimas.

La información completa para hacer un reporte está incluida al final de mi carta que recibirán junto con su boletín este fin de semana y será publicada en todas nuestras parroquias y escuelas. Me preocupa profundamente garantizar y proporcionar cualquier ayuda que podamos brindar.

Oremos todos unos por otros durante estos tiempos de gran prueba en nuestra Iglesia. Pero oremos especialmente por las víctimas y sus familias—ellas son las que están sufriendo más.