Mensaje para el Avivamiento Eucarístico: Adoración y Misericordia para Pecadores

Publicado: September 11, 2022

El Obispo Anthony B. Taylor grabó la siguiente homilía en formato de audio/video para escucharse en todas las Misas del 24º Domingo del Tiempo Ordinario, 10-11 de septiembre, en las parroquias en toda la Diócesis de Little Rock para dar apertura a la celebración del Avivamiento Eucarístico Nacional en Arkansas.

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Obispo Taylor

El pasado junio, en la fiesta de Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor, lanzamos nuestro proceso del Avivamiento Eucarístico con un mensaje grabado en el cual enfaticé que todo lo que hacemos en la Iglesia fluye de nuestro encuentro con el Señor en la Eucaristía.

Conviene que este conocimiento se refleje no solamente en lo que decimos, sino también en todo lo que hacemos: la ropa que vestimos, nuestro silencio reverente antes de la Misa y nuestra participación activa durante la Misa, incluyendo la manera en que recibimos la Comunión — una mano sobre la otra, o en la lengua.

Les recordé que deben ser católicos, deben estar en estado de gracia sin pecados mortales no confesados, y no pueden estar en una relación sexual con alguien con quien no están casados por la Iglesia. Las personas en alguna de estas situaciones pueden recibir una bendición en lugar de la Comunión y se les invita a hablar con un sacerdote acerca de su situación.

Me gustaría sugerir que la adoración eucarística es para todos, incluyendo nuestros adolescentes y de hecho esto es parte de la historia vocacional de varios de nuestros seminaristas. Creo que la mayoría de nuestras parroquias pueden ofrecer adoración eucarística de manera más amplia, especialmente a lo largo de este tiempo del Avivamiento Eucarístico.

Hoy quisiera dirigir su atención a dos de los otros elementos del Avivamiento Eucarístico, a saber, la adoración eucarística y la gran misericordia de Dios para nosotros que somos pecadores.

La adoración eucarística es tiempo que dedicamos adorando a Jesús en su presencia Eucarística fuera de la Misa. Esto es algo en lo que incluso aquellos que no pueden recibir la Comunión pueden participar. Una vez estuve en una parroquia en los suburbios donde habían tenido adoración eucarística las 24 horas del día, 7 días a la semana por más de 20 años.

La gente decía: “Su parroquia es principalmente familias jóvenes, están tan ocupadas que nunca cubrirán las horas con 2 adoradores por hora”. ¡Pero todo lo contrario! Los padres jóvenes que participaban decían cosas como, “¡Es la única hora de paz y silencio que tengo toda la semana! Y “traigo todas mis frustraciones y desafíos al Señor y cuando termina mi hora, me encuentro en un lugar mucho mejor personalmente”. Y “pensé que las 3:00 en la madrugada una vez a la semana sería imposible, pero ese pequeño sacrificio ha hecho una gran diferencia en mi vida”.

Así que, me gustaría sugerir que la adoración eucarística es para todos, incluyendo nuestros adolescentes y de hecho esto es parte de la historia vocacional de varios de nuestros seminaristas. Creo que la mayoría de nuestras parroquias pueden ofrecer adoración eucarística de manera más amplia, especialmente a lo largo de este tiempo del Avivamiento Eucarístico.

Los animo a que tengan esto tan disponible como sea posible y desafiaría a las parroquias a reconsiderar sus medidas de seguridad como códigos y puertas bajo llave, lo que algunas veces puede ser excesivamente restrictivo. La Parroquia del Sagrado Corazón en Oklahoma City está en un barrio de bajos ingresos y teníamos adoración eucarística en una capilla especial sin tener las puertas bajo llave y de 6 a.m. a la medianoche, y aunque algunas veces entraban personas indigentes, no tuvimos ningún incidente preocupante en mis cinco años allí.

Queríamos que todos se sintieran bienvenidos, especialmente aquellos que estaban pasando por problemas y se sentían espontáneamente llamados a venir y pasar tiempo con el Señor.

La otra cosa que quisiera compartir con ustedes hoy es un mensaje sobre la gran misericordia de Dios, que coincide justamente con la historia del Hijo Pródigo en el Evangelio de hoy. Encontramos esa misericordia tanto en la Eucaristía como en el sacramento de la reconciliación. Durante la Misa, hay varias ocasiones donde pedimos el perdón de Dios, y estas oraciones, si se rezan con un verdadero espíritu de arrepentimiento, de hecho adquieren para nosotros el perdón de los pecados veniales — por ejemplo en el acto penitencial al principio de la Misa decimos: "Señor, ten piedad, Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad” a lo cual el sacerdote responde: “Señor, ten misericordia de nosotros, perdona nuestros pecados, y llévanos a la vida eterna”. Y luego justo antes de la Comunión, pedimos al “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” que tenga misericordia y nos de la paz.

Pero más allá de eso, tenemos el sacramento de la reconciliación por todos los pecados, incluyendo los pecados mortales, donde sentimos la misericordia de Dios de una manera especialmente poderosa, así como el Hijo Pródigo en nuestro Evangelio. Incluso si sólo tenemos pecados veniales, necesitamos recibir este sacramento al menos una vez al mes, así que espero que nuestras parroquias hagan que este sacramento esté disponible aún más para cumplir con esta gran necesidad espiritual.

Como dije el pasado junio, la Eucaristía debe incorporarnos al mismo acto de auto-entrega de Jesús, de modo que nos entreguemos cada vez más a Dios y a los demás en unión con Jesús. Nos ofrecemos en unión con Jesús al Padre desde el altar durante la Misa, y habiendo hecho esto, procedamos a ofrecernos en unión con Jesús al Padre en servicio abnegado. ¡Cristo nos invita a entrar en su amor sacrificial y luego convertirnos en “pan que se parte” para los demás.