Homilía de Apertura para el Avivamiento Eucarístico en Arkansas de 2022

Publicado: June 18, 2022

El Obispo Anthony B. Taylor grabó la siguiente homilía en formato de audio/video para escucharse en todas las Misas de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, 18-19 de junio, en las parroquias en toda la Diócesis de Little Rock para dar apertura a la celebración del Avivamiento Eucarístico Nacional en Arkansas.


Obispo Taylor

Hoy comenzamos un proceso nacional de tres años de avivamiento eucarístico durante el cual buscamos crecer en nuestra comprensión y aprecio de la Eucaristía, el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesús a quien recibimos. Parece que hay muchos católicos que no entienden o no creen en la presencia real, no meramente simbólica, de Jesús en la Eucaristía.

Y dado que nuestra fe se ve reforzada más por lo que hacemos que por lo que decimos, quisiera lanzar este avivamiento eucarístico en Arkansas con una invitación a todos a considerar lo que podemos hacer para expresar mejor nuestra fe en nuestro culto, nuestra manera de adorar al Señor.

El Catecismo de la Iglesia Católica describe “la Eucaristía como la ‘fuente y cumbre’ de la vida cristiana” (catecismo, 1324-1327). Nos encontramos con Jesús de la manera más íntima posible, acogiéndolo en nuestro propio ser. Y luego, llenos de su presencia perdurable, somos enviados para ser su presencia viva y activa en el mundo de hoy.

La Eucaristía debe incorporarnos en el mismo acto de auto-entrega de Jesús, de modo que nos entreguemos cada vez más a Dios y a los demás en unión con Jesús. Nos ofrecemos en unión con Jesús al Padre desde el altar durante la Misa, y habiendo hecho esto, procedamos a ofrecernos en unión con Jesús al Padre en servicio abnegado.

Todo lo que hacemos en la Iglesia brota de este encuentro con el Señor y nuestra conciencia de su presencia debe reflejarse especialmente en nuestra forma de vestir y en nuestra conducta en la Iglesia. Por ejemplo, ¿qué ropa usarías si tuvieras una audiencia con el Papa? ¡Apuesto a que usarías tu ropa mejor! Pues Jesús es mayor que el Papa, y ¡Jesús está aquí! Por eso, quisiera comenzar este avivamiento eucarístico invitándonos a todos a reflexionar sobre cómo nuestras acciones dan testimonio de nuestra fe en Jesús, realmente presente en la Eucaristía que celebramos y recibimos.

El primer paso es considerar qué podemos hacer para prepararnos mejor en nuestro interior para quien vamos a recibir. Esto incluirá fomentar un espíritu de silencio reverente en la Iglesia antes de la Misa, así como la participación activa durante toda la Misa. Bendecirnos con agua bendita al entrar en el espacio sagrado, hacer una genuflexión o inclinarnos antes de entrar a la banca y luego arrodillarnos para ofrecer una breve oración antes de tomar asiento.

Estos simples gestos dan testimonio de nuestra creencia en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Los invito a reflexionar sobre la manera en que se recibe la Comunión, haciendo un trono para recibir al Señor si se recibe en la mano, una mano sobre la otra, o en la lengua, a su elección, y si se recibe la Preciosísima Sangre, hacerlo con mucho cuidado.

A partir de hoy, en la medida en que las circunstancias locales lo permitan, las parroquias pueden reanudar el ofrecimiento de la Preciosísima Sangre a la congregación. Jesús está plenamente presente en la Eucaristía cuando se recibe sólo en forma de pan, pero el signo es más completo cuando se reciben ambos elementos.

En cuanto a la recepción de la Comunión, cada uno de nosotros debe asegurarse de que no haya nada en nuestra vida que nos impida recibir la Eucaristía: tienes que ser católico, tienes que estar en estado de gracia, sin tener pecados mortales no confesados, debes ayunar al menos una hora antes de la Comunión, no puedes estar en una relación sexual con alguien con quien no estás casado por la Iglesia, etc.

Si te encuentras en alguna de estas situaciones, puedes recibir una bendición en la Misa en lugar de la Comunión. Llegas con los brazos cruzados sobre el pecho, lo que le indicará al ministro que te dé una bendición en lugar de la Comunión. Si te encuentras en esta situación, te invito a hablar con tu sacerdote, quien te ayudará a resolver los problemas que te impiden a recibir a nuestro Señor en la Eucaristía. Y mientras tanto, puede ayudarte a aprender cómo hacer una comunión espiritual.

La Eucaristía debe incorporarnos en el mismo acto de auto-entrega de Jesús, de modo que nos entreguemos cada vez más a Dios y a los demás en unión con Jesús. Nos ofrecemos en unión con Jesús al Padre desde el altar durante la Misa, y habiendo hecho esto, procedamos a ofrecernos en unión con Jesús al Padre en servicio abnegado.

De esta manera, lo vertical y lo horizontal están inseparablemente unidos en la “fracción del pan”. ¡Cristo nos invita a entrar en su amor sacrificial y luego convertirnos en “pan que se parte” para los demás!