Ordenación Diaconal de Daniel Wendel

Publicado: May 26, 2021

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Cristo Rey en Little Rock el miércoles, 26 de mayo de 2021. Está basada en 2ª Cor. 4, 1-2; 5-7.


Obispo Taylor

Nuestra segunda lectura hoy, que Daniel escogió de Segunda Carta a los Corintios es una de las lecturas más recomendadas para las ordenaciones diaconales, sacerdotales y episcopales — pero muy pocas veces elegida. En el transcurso de los últimos 13 años, he ordenado 51 diáconos transitorios, 41 diáconos permanentes y, a partir este sábado en el Coliseo Barton, 49 sacerdotes, pero esta es solamente la tercera vez que alguien elige esta lectura para su ordenación.

Así que, quisiera hablarles sobre lo que San Pablo tiene que decirle a Daniel en este pasaje y al resto de nosotros que somos llamados a servir al Señor en el ministerio ordenado, a saber 1.) que somos llamados para proclamar con valentía el Evangelio; y 2.) que somos llamados al servicio radical. Así como San Pablo dice: “no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que esclavos de ustedes por amor a Jesús”.

1.) En este pasaje San Pablo señala primero la diferencia entre aquellos que buscan dar gloria a Dios con su predicación y aquellos que buscan la gloria para sí mismos, para impresionar a los demás y ganar el favor del público en vez de predicar verdaderamente el Evangelio — y en particular, con respecto a Cristo crucificado. Incluso en los tiempos de San Pablo había aquellos que predicaban el Evangelio de la prosperidad, a lo que San Pablo llama “falsificando la palabra de Dios”.

Dios te da hoy toda la gracia que necesitas para servirlo fielmente como un diácono — y dentro de un año, como sacerdote — comprometido como San Pablo en las lecturas de hoy, a la proclamación valiente del Evangelio y una vida de servicio humilde en la Iglesia, modelada en la de Cristo.

Una vez asistí a una sesión de estudio Bíblico no católico donde la lección que se enseñaba sugería que si eras fiel, Dios derramaría cada bendición sobre ti, te liberaría de la preocupación, protegería tu reputación, y haría que prosperaras en los negocios, etc. ¡Interrumpí para señalar que así no fue como funcionó para los Doce Apóstoles!

Jesús no dijo, “toma la vida fácil y sígueme”. Él dijo, “toma tu cruz y sígueme”. A mucha gente no le gusta escuchar sobre el poder redentor de la cruz. ¿Se han dado cuenta cuán hermosos son algunos de nuestros crucifijos? No hay mucha sangre, buen físico. Pero la crucifixión real de Jesús no fue hermosa. Se veía horrible y fue extremadamente humillante y desagradable, y lo mismo sucede algunas veces con el mensaje que el Señor quiere que proclamemos. San Pablo nos desafía a no “predicarnos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor”.

2.) Y luego San Pablo se describe a sí mismo como “esclavo de ustedes por amor a Jesús”. Ser un esclavo significa pertenecer a alguien más y vivir la propia vida en servicio humilde. Daniel, por medio de la ordenación te unes a Cristo, sobre quien San Pablo escribe en su famoso Himno Filipense (Fil. 2,6-11): “siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de esclavo … y se hizo semejante a los hombres.

Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz”. Y claro, este lenguaje de la obediencia humilde de Jesús al Padre corresponde muy bien con la promesa de obediencia que haces hoy mientras te comprometes a dedicar toda tu vida al servicio del pueblo confiado a tu cuidado. Y esto también habla de tu promesa de celibato: Jesús no estaba casado con ninguna persona para estar disponible para todos; su novia era la Iglesia entera — y lo mismo será cierto para ti.

Daniel, en griego la palabra diácono — διάκονος — significa “siervo”, no “esclavo,” lo que sería δουλος, pero entre más tiempo pases en el ministerio, más sentirás el reclamo de Dios sobre ti, hasta el punto en que el lenguaje de San Pablo de ser esclavo de Dios por amor a Jesús comenzará a tener más y más sentido.

Dios te da hoy toda la gracia que necesitas para servirlo fielmente como un diácono — y dentro de un año, como sacerdote — comprometido como San Pablo en las lecturas de hoy, a la proclamación valiente del Evangelio y una vida de servicio humilde en la Iglesia, modelada en la de Cristo.