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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: May 30, 2021
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en Glenwood el domingo, 30 de mayo de 2021.
¿Han podido averiguar qué vino primero, la gallina o el huevo? Es un misterio, un misterio circular de causa y efecto. Los paleontólogos pueden identificar el origen de la evolución de la gallina de hoy desde las aves dinosaurio nacidas de huevos de dinosaurio, pero todavía no pueden decir qué vino primero.
De manera similar, el amor y la confianza son un misterio circular de causa y efecto. Sin la confianza, las relaciones positivas no son posibles y sin una relación positiva la confianza no es posible. Y ya que el amor es lo máximo de todas las relaciones positivas, sin la confianza el amor es imposible.
Este misterio circular de confianza y amor es cumulativo, un espiral que se desplaza hacia arriba, hacia una mayor confianza y un amor más profundo o en su ausencia desplazándose hacia abajo en un círculo vicioso de desconfianza y eventualmente odio. Y ya que el Cielo es un lugar perfecto de amor, sin la confianza el Cielo es imposible. Pero, ¿qué vino primero, la gallina o el huevo? … ¿la confianza o el amor?
Hay un punto de partida: ¡Dios nos amó primero! Y no sólo primero, sino también el segundo y el tercero y el cuarto y así sucesivamente, tantas veces como sea necesario para finalmente obtener de nosotros una respuesta de confianza.
Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios cuya naturaleza misma es el amor, lo cual es una relación. Y ya que todas las relaciones requieren de otra persona con quien relacionarse, Dios cuenta con varias personas en el centro de su ser — él es uno y tres; de otra manera él no podría ser amor, lo cual es una relación. Una naturaleza divina (amor) subsistiendo en tres personas divinas en una relación íntima de amor y de confianza, pero ¿cuál de los tres vino primero: El Padre, Hijo o Espíritu Santo?
Bueno, en términos de historia humana, Dios nos ha revelado sus tres personas progresivamente: primero en la persona del Padre, nuestro Creador, luego alrededor de 1000 años después en la persona de su Hijo, nuestro Redentor y luego finalmente en la persona del Espíritu Santo. Además, las palabras mismas Padre e Hijo parecen implicar que uno es mayor que el otro. Los padres humanos siempre son mayores que sus hijos — ¡pero no en el caso de Dios! Dios es amor, lo cual es una relación, que requiere varias personas, por lo tanto, nunca ha habido una persona de la Trinidad sin las otras.
Nosotros los humanos tal vez hemos conocido acerca de las tres personas de la Trinidad en diferentes periodos de tiempo y los teólogos tal vez pueden identificar el origen del desarrollo de nuestra doctrina de la Santísima Trinidad, pero somos nosotros los que pasamos por una serie de etapas, ¡no Dios! Dios es por definición eterno, así que las tres personas de la Trinidad son lógicamente la misma edad. Eterno significa siempre y ¡no hay nada mayor que siempre!
Así que, en el caso del interior del ser de Dios, la confianza y el amor son un misterio circular eterno en el centro de su ser mismo. De manera similar, en el caso de las relaciones humanas, el amor y la confianza también son un misterio circular, aunque en nuestro caso ninguno es eterno ni perfecto. En el caso de nuestra relación con Dios y la relación de Dios con nosotros, el amor y la confianza no son un misterio circular.
Hay un punto de partida: ¡Dios nos amó primero! Y no sólo primero, sino también el segundo y el tercero y el cuarto y así sucesivamente, tantas veces como sea necesario para finalmente obtener de nosotros una respuesta de confianza.
Así como con una podadora de césped terca, Dios nos jala y continúa jalando una y otra vez, tratando de comenzar algo con nosotros, tratando de obtener una respuesta. Y cada parte del ser divino de Dios, cada persona de la Santísima Trinidad siempre ha estado y todavía está y siempre estará involucrada.
Una vez que respondamos, nuestra relación con Dios comienza a desplazarse hacia arriba, nuestra confianza continua aumenta nuestro amor por Dios y nuestro prójimo. Y nuestro amor continuo aumenta nuestra confianza en Dios y nuestro prójimo. Y en el proceso, cambiamos para ser más como Dios nosotros mismos, cuya naturaleza misma es el amor.
Hoy es nuestro día de firma de Kevin Medina, quien ha escuchado el llamado de Dios y ha respondido, y ahora está tomando el siguiente paso que sin duda alguna será marcado por el crecimiento en la confianza y en el amor por Dios y el prójimo, así como lo he descrito.
Así que le agradecemos a Kevin por responder al Señor y oramos por él, para que continúe creciendo en el amor y en la confianza en Dios cuya naturaleza misma es el amor y quien lo invita a una relación aún más profunda con la Santísima Trinidad, cuya fiesta celebramos hoy.