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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: November 20, 2018
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Misa con las Misioneras Catequistas de los Pobres en retiro en el Centro Católico San Juan de Little Rock el martes, 20 de noviembre, 2018.
El Evangelio de hoy habla de la salvación — ser salvados. Creo que si yo les preguntara ¿qué significa ser salvado? muchas de ustedes dirían: Ser salvado significa ir al cielo. Pero en la Biblia la palabra salvación tiene una aplicación mucho más grande.
Significa liberación de nuestros enemigos, significa ser rescatado del mal, significa que uno que antes estuvo perdido ha sido encontrado. En el Evangelio de hoy Jesús dijo a Zaqueo: Hoy entró la salvación en tu casa. Eso significaba mucho más que sólo un boleto al cielo. Zaqueo tenía otras necesidades más inmediatas y más urgentes. Él estuvo perdido en una vida de avaricia y ahora viene Jesús para mostrarle el camino de salida.
Para Zaqueo, la salvación inmediata significaba ponerse de nuevo en el buen camino. Muchas veces tú y yo nos encontramos en la misma situación de sentirnos perdidos y no sabemos cómo volver a encontrar el buen camino nosotros. En ese momento, lo que urge no es un boleto al cielo … lo que necesitamos cuando estamos perdidos es una persona que nos ayude a salir de la situación difícil en la que nos encontramos. Y al igual que Zaqueo, podemos encontrar ese tipo de ayuda en Cristo Jesús.
Así que ves, la salvación no es sólo morir e ir al cielo. La salvación significa también que Dios sufre por nosotros ahora mismo, paga el precio de nuestros pecados ahora, para perdonarnos y darnos un nuevo inicio ahora, una vida mejor ahora. Él vino para reconciliar el mundo también ahora.
1.) La salvación significa que Dios nos busca antes de que nosotros lo encontremos. Esto debe dar mucha esperanza a la persona perdida, saber que le busca el equipo de rescate. Y siempre sucede que el equipo de rescate hace mucho esfuerzo, más esfuerzo que la persona perdida. Claro que hay que hacer cierto esfuerzo: Zaqueo tuvo que subir ese sicomoro … pues si no, tal vez no habría encontrado a Jesús. Es importante hacer nuestra parte, pero esa no es la esencia de la Buena Nueva. La Buena Nueva es que Dios nos busca y nos ha encontrado.
2.) Nuestra salvación requiere que Dios se sacrifique por nosotros. Jesús arriesgó el resentimiento de la muchedumbre por hacerse amigo de un odiado cobrador de impuestos. Eso puede parecernos un sacrificio pequeño, pero me pregunto: ¿cuántos de nosotros hubiéramos hecho lo mismo? Es la cruz. Déjame preguntarte: Cuándo pecas ¿quién paga el precio?
Tal vez contestes: Yo, lo que es cierto, pero no es la verdad completa. En verdad, otros sufren los efectos de nuestros pecados también. Pecamos contra otros: nuestras hermanas, nuestros parroquianos, nuestros amigos y hasta personas desconocidas.
Personas sufren los efectos de nuestros pecados y la cruz de Jesús nos pone en claro que Dios comparte este sufrimiento: Él se entregó y pagó el precio de nuestros pecados. El Nuevo Testamento dice: Dios estaba en Cristo para reconciliar el mundo.
Así que ves, la salvación no es sólo morir e ir al cielo. La salvación significa también que Dios sufre por nosotros ahora mismo, paga el precio de nuestros pecados ahora, para perdonarnos y darnos un nuevo inicio ahora, una vida mejor ahora. Él vino para reconciliar el mundo también ahora.
3.) Finalmente, la salvación significa que Dios nos acepta ya, aunque somos pecadores. En el Evangelio, Zaqueo cambió mucho. Dijo: “Voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he defraudado a alguien, le devolveré el cuádruplo.” Pero fíjate bien: Jesús le ofreció su amistad ya antes de que él cambiara. Es así que debe ser el cristianismo vivo.
Dios nos ama y nos acepta ya, así como somos. La única cosa que nosotros debemos hacer es aceptar su aceptación de nosotros. Y luego, con Dios que es nuestro amigo y ayudador, podemos empezar a vivir una vida nueva. Eso es lo que significa la salvación aquí y ahora — y todos necesitamos esta salvación aquí y ahora…y puede ser nuestra … ¡la única cosa que hace falta es aceptarla!