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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: November 18, 2017
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Misa de clausura del Encuentro de la Diócesis de Little Rock, que se llevó a cabo como parte del proceso del V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana, en el Coliseo Barton en los Terrenos de la Feria Estatal de Arkansas en Little Rock el sábado, 18 de noviembre, 2017. Está basada en las lecturas del 33er Domingo en Tiempo Ordinario, Año A.
La inmigración siempre ha sido un asunto arriesgado y sólo los más valientes son los que están verdaderamente dispuestos a tomar el riesgo. La mayoría de la gente simplemente se resigna a sus circunstancias porque temen enfrentar lo desconocido, especialmente si esto significa ir a un lugar donde no conocen a nadie, donde no conocen el idioma ni las costumbres.
Peor aún, en nuestro país contamos con leyes que tratan de evitar que las personas ejerzan su derecho dado por Dios de emigrar cuando las circunstancias así lo requieren y luego tratan de evitar que encuentren empleo.
Con respecto a esto, los inmigrantes de hoy enfrentan más dificultades que los inmigrantes de hace 100 años ... y por consecuencia, los inmigrantes de hoy necesitan aún más que nosotros como Iglesia los acojamos y los apoyemos.
Dios nos ha confiado a cada uno de nosotros muchos talentos y él quiere que usemos estos talentos para que ayudemos a aquellos que están alejados del Señor y de su Iglesia.
La inmigración es un asunto arriesgado, y todos nosotros aquí presentes hoy somos inmigrantes valientes o descendientes de inmigrantes en el pasado. Una de las cosas por las cuales ruego es para que este V Encuentro aumente nuestra valentía y gratitud de hoy en adelante, especialmente entre aquellos de ustedes que pertenecen a la segunda generación y que ahora se están beneficiando de los muchos sacrificios que hicieron sus padres para ofrecerles una mejor vida.
Y en particular, para que ahora ustedes se conviertan en discípulos misioneros valientes, lo cual implicará tomar algunos riesgos.
En el Evangelio de hoy tenemos la parábola de Jesús sobre los talentos, lo cual es una gran cantidad de dinero que equivale a $1,500. A menudo escuchamos homilías basadas en esta parábola exhortándonos a usar nuestros talentos — en este caso, nuestras habilidades — en servicio al Señor.
Pero lo que estas homilías no captan algunas veces es que Jesús está elogiando el arriesgarse valientemente, no el solo hecho de que se esforzaron simplemente. Un hombre rico confió a tres servidores cinco, tres y uno talento — ¡muchísimo dinero.
Los primeros dos invirtieron y duplicaron el dinero de su señor — y todos sabemos que cualquier inversión que pueda duplicar tu dinero será muy arriesgada. El tercer siervo escondió su dinero en la tierra por temor. Él pensó que con tan sólo guardar su talento él protegería el dinero de su señor … después de todo, él no perdería nada.
Pero en realidad él probablemente lo perdió — había inflación en aquellos días, así como ahora. A largo plazo, la cosa más irresponsable que podemos hacer es rehusarnos a tomar riesgos: claro, si te arriesgas tal vez pierdas dinero, pero si no te arriesgas seguramente perderás dinero a causa de la inflación.
¡Apliquemos esto a nosotros mismos! Dios nos ha confiado a cada uno de nosotros muchos talentos y él quiere que usemos estos talentos para que ayudemos a aquellos que están alejados del Señor y de su Iglesia. Muchos de ellos han inmigrado recientemente y sólo necesitan que los visitemos y los acojamos, los ayudemos a ir a la Iglesia, los ayudemos con sus necesidades.
Algunos necesitan ayuda para encontrar empleo, o se encuentran solos, o no tienen un coche o tienen miedo de conducir muy lejos. Tenemos jóvenes adultos que no se sienten ni de aquí ni de allá: que nacieron allá pero se criaron aquí, que nacieron aquí pero que no sienten que son aceptados completamente — especialmente con todo el temor ocasionado por los discursos llenos de odio de nuestro gobierno y la amenaza de las deportaciones.
Puedo darles una larga lista de problemas: padres de familia que trabajan muchísimas horas y que no tienen suficiente tiempo para pasar con sus hijos, hijos que crecen sin supervisión alguna y están vulnerables a malas influencias — drogas, pandillas. Todos conocemos situaciones como estas, situaciones donde se nos invita a dejar nuestra zona de confort y dejar a un lado nuestros temores para arriesgarnos y beneficiar a los demás.
Algunas veces dudamos en hacerlo porque tenemos miedo de involucrarnos o de ocasionar líos posiblemente. Pero, ¿acaso no es eso a lo que nos desafía el Papa Francisco? Al final de su visita a Sudamérica él dijo: “¡Hagan lío! Pero también ayuden a arreglar y a organizar el lío que hacen. Un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza”.
Los dos primeros siervos con los cinco y three talentos que se arriesgaron a invertirlos no sabían en qué iba a terminar todo esto. Pero creyeron en un Dios misericordioso que sólo pide que seamos valientes y fieles y que estemos dispuestos a tomar riesgos por Él.
¡Que este V Encuentro les conceda la valentía de salir y construir el Reino de Dios en sus comunidades locales ahora! Y, ¡si hacen lío, ayuden a arreglarlo!