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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 29, 2015
Este es el 9º artículo de una serie de doce.
Por Clifford M. Yeary
Director Asociado, Estudio Bíblico de Little Rock
El volver boca abajo la sabiduría convencional es el modo de los cómicos de mantener a la audiencia escuchando y riéndose. De pronto estás escuchando cosas que no encajan en el mundo diario en que vives. Lo que escuchas es tan raro que te hace reír, y a la mayoría de nosotros nos gusta reír, incluso si es de nosotros mismos.
La parábola de los trabajadores en la viña (Mateo 20,1-16) hace rechinar nuestro instinto básico sobre la justicia. ¿Quién de entre nosotros piensa que quienes hacen menos deberían cobrar lo mismo que los que hacen mucho? Y como este mensaje parece injusto, tampoco es divertido. Jesús sabía cómo hacer un cuento interesante, pero no era comediante. No quería hacer reír a su audiencia, sino hacerla pensar.
Jesús sabía que sonaría injusto que un dueño intencionadamente pagara lo mismo a los que empezaran a trabajar al final de la jornada que a los que habían estado rompiéndose el lomo desde el amanecer. “Pago equitativo para trabajo equitativo” nunca ha significado que todo el mundo cobrara lo mismo sin importar cuánto o cuán poco ha trabajado. La parábola no sólo parece injusta, sino que, al examinarla cuidadosamente, en el modo en que se desarrolla, deliberadamente se dirige a reafirmar la apariencia de injusticia.
¿Qué pasaría si el dueño no hubiera ordenado a su capataz pagar primero a quienes habían trabajado menos? ¿Qué hubiera pasado si los que habían trabajado más hubieran recibido su salario primero y luego se hubiera procedido hacia abajo y se hubiera pagado por último a los que habían trabajado menos? En ese caso, seguramente nadie se hubiera dado cuenta ni protestado. ¿Fue intencionado que el dueño hiciera las cosas de manera que los que trabajaron más se sintieran engañados? No; pero el narrador sí lo hizo, y tal narrador era Jesús.
¿En qué estaba pensando Jesús? Como en la mayoría de las parábolas, la clave para descifrar el mensaje reside en su intención al contar la parábola. Estaba diciéndole a su audiencia, como nos dice a nosotros, que esta parábola podría ayudar a explicar cómo es el reino de los cielos. El ayudarnos a entrar en el reino de los cielos (reino de Dios en Marcos y Lucas) era la intención de Jesús en su ministerio terreno. En Marcos 1:15 leemos que Jesús empezó su ministerio con un mensaje muy claro y directo: “Ha llegado la hora. El reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse y crean en el evangelio.”
Muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a equiparar “cielo” al “reino de los cielos”. Están relacionados, pero no son exactamente lo mismo. Jesús estaba decidido a invitar a quienes se encontraba a entrar en el reino de los cielos, pero no estaba diciendo simplemente que, si se arrepentían y creían, irían al cielo al morir. Jesús estaba anunciando que en su persona, y por el arrepentimiento y la aceptación de su mensaje (el Evangelio, la Buena Noticia), el reino de los cielos ya estaba de alguna manera al alcance aquí en la tierra—no en plenitud, o al menos todavía no, pero que la hora para su plenitud en la tierra estaba ahora cerca.
Por tanto, les insto a leer la parábola cuidadosamente. ¿Aún suena injusta? Debería hacerlo. Jesús quiere que todo el que escuche (o lea) la parábola hoy entienda que el reino de los cielos no funciona con nuestro sentido standard de justicia. Y ¡eso es una buenísima noticia para nosotros! Quizá algunos de nosotros ha tratado de entrar en el reino de los cielos durante toda la vida, pero, ¿y si no lo hemos hecho? De hecho, mucho han vagabundeado muchos días, prestando poca atención al hecho de que el reino de los cielos es algo por lo que nos debemos preocupar hoy, en este mismo momento.
No es demasiado tarde. Dios está reclutando trabajadores para su viña, invitando a todos a compartir la buena noticia del perdón, la sanación y la aceptación.
Sin embargo, esta parábola también es un desafío. No debemos vernos a nosotros mismos solamente en la posición de los llegados más tarde. Tanto si somos nuevos en la tarea como si hemos trabajado en la viña por muchos años, debemos ser como el dueño, que es justo con quienes tiene obligación de ser justo, pero también es generoso en extremo hacia quienes por cualquier razón no han gozado de la oportunidad anterior de participar en la abundancia del reino.
Este artículo fue originalmente publicado en el Arkansas Catholic el 19 de septiembre de 2015. Derechos de autor Diócesis de Little Rock. Todos los derechos son reservados. Este artículo podrá ser copiado o redistribuido con reconocimiento y permiso del editor.