Sábado, 19ª Semana, Tiempo Ordinario, Ciclo II

Publicado: August 13, 2016

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante una misa de presentar certificados de finalización para aquellos que completaron un curso de teología dogmática en el Centro Católica San Juan en Little Rock el sábado 13 de agosto 2016.


Obispo Taylor

Una cosa que casi todos nosotros tenemos en común es que hemos intentado aprender otro idioma. Y descubrimos que tuvimos que hacernos como un niño para aprenderlo.

Si eres como yo, tienes memorias de cosas divertidas que dijiste en el proceso de aprender. Por ejemplo, me acuerdo de un funeral en lo que empezé con las palabras: “reunidos aquí en la presencia del marido, los hijos y los queridos de la difunta ...”

Después aprendí que debería haber dicho “los seres queridos de la defunta ...” Reímos después del funeral y aprendí — la familia no se ofendió, pues que sabía que no dominaba bien el idioma. Así que seguí intentando, sin preocuparme demasiado de mis errores, sabiendo que la gente es muy tolerante y sencilla.

La diploma no es un certificado que habla tanto de lo que has terminado, sino una prueba de tu capacidad de seguir aprendiendo. Y la persona que sigue aprendiendo será siempre una persona humilde, que sabe que no lo sabe todo, abierta como un niño, sin miedo de arriezgar algo nuevo.

Pero otra cosa es también cierta: la persona orgullosa, que no se arriezga, nunca aprenderá porque es por aprender de nuestras fallas — como lo hacen los niños — que hacemos progreso. El orgullo, el miedo de fallar impide el crecimiento.

En el Evangelio de hoy, Jesús dice que es lo mismo en la vida espiritual. Hay que hacernos como niños: humildes, abiertos, no preocupados ... personas que nos arriezgamos y a veces nos tropezamos — como tropiezan los niños al aprender como caminar — tropezamos al intentar de hacer algo nuevo.

Pero es así que se construye el Reino de Dios. Los niños en el Evangelio de hoy se acercan a Jesús sin saber que él es una persona famosa y muy ocupada. Es por eso que los discípulos intentan impedir su acceso.

Pero los niños sólo ven en Jesús a un hombre muy atrayente, un hombre que irradia amor, así que desean su abrazo y su bendición ... !algo que nunca pedirían los orgullosos adversarios de Jesús!

Ellos no son sencillos, no tienen abiertos sus corazónes, de modo que nunca aprenderán y no harán progreso en la vida espiritual que él les ofrece. De hecho, eventualmente pedirán la muerte de aquel que podría haberles iluminado.

Ustedes acaben de terminar un curso de teología dogmática, y después de esta Misa tendré el honor de entregarles sus diplomas. Es un gran logro, pero aunque sientes orgullo de haber logrado aprobar el curso, no debes dejarlo convertirte en una persona orgullosa.

La diploma no es un certificado que habla tanto de lo que has terminado, sino una prueba de tu capacidad de seguir aprendiendo. Y la persona que sigue aprendiendo será siempre una persona humilde, que sabe que no lo sabe todo, abierta como un niño, sin miedo de arriezgar algo nuevo.

Si eres como los niños en el Evangelio, también tú sentirás el impulso de acercarte sin miedo a Jesús para perderte en sus brazos y recibir la bendición del hombre más atrayente que conoces. Pues, ¿no es cierto que estamos salvados no por lo que sabemos con la cabeza, sino por aquel que conocemos con el corazón?

Recibirán hoy un documento escrito en papel, y de sobre eso les felicito — es un gran logro. ¡Pero importa aun más lo que está escrito en tu corazón!