100º Aniversario de las Apariciones de Nuestra Señora de Fátima

Publicado: October 13, 2017

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Ntra. Sra. de Fátima de Benton el viernes, 13 de octubre de 2017. Está basada en las siguientes lecturas: Isaías 56,1.6-7; Salmos 84, 3-5. 10-11; y Mateo 16,13-19.

Obispo Taylor

Hoy celebramos su fiesta patronal y el centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima y por eso tenemos lecturas especiales hoy, enfocándose en la famosa historia de las llaves.

Si ustedes son como yo, tienen muchas llaves. En mi bolsillo tengo mis llaves del carro y las llaves de mi casa y de mi despacho. Las llaves dan poder y acceso a aquellos que tienen la llave y niegan el acceso a los que no las tienen.

En el Evangelio de hoy Pedro ha descubierto la llave para comprender quién es Jesús: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” y Jesús responde dándole las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates o desates en la tierra será atado o desatado en el Cielo.

Estas son las dos llaves que se representan en la bandera papal: la llave plateada representa la autoridad del papa en la tierra como sucesor de Pedro a quien se le entregaron las llaves originalmente, y la llave dorada representa su autoridad en el Cielo. Pero hay más: así como con la computadora en mi casa, no es suficiente solamente poder entrar a la casa y prender la computadora.

También debes saber la contraseña, la cual tendría que revelarles — ustedes no podrían averiguarla solos. Esa sabiduría revelada es otro tipo de llave, una llave que abre para ustedes todo un mundo nuevo, dándoles acceso al mundo del ciberespacio, el Internet.

En el caso de la Iglesia fundada por Jesús sobre la roca de la fe de Pedro, esa llave que reveló la verdad es la fuente “del magisterio”, la autoridad de enseñanza de la Iglesia. De todos los discípulos en el Evangelio de hoy, Pedro fue el único que respondió correctamente y ni siquiera él lo descubrió por sí solo: ¡le fue revelado por Dios!

Jesús dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo ...” Pedro no sólo tiene las llaves del cielo y de la tierra, el poder de atar o desatar, también se le ha entregado la llave para comprender quién es Jesús: “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. La autoridad de enseñanza de Pedro y la autoridad de enseñanza de sus sucesores — el magisterio de la Iglesia — se deriva de este conocimiento que le fue revelado a Pedro y que fue otorgado por Jesús.

Jesús no sólo construye su Iglesia sobre Pedro el hombre que él ha elegido, sino que también la construye sobre la roca de la fe de Pedro … y así también en todos los que comparten y enseñan la fe, en todos los que profesan con Pedro que “Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo” — especialmente el Papa Francisco, cuyo magisterio es como el de Pedro.

A él se le ha entregado la llave que lo autoriza a enseñar la verdad de Dios con autoridad especial y algunas veces infalible. Pero no sólo a él; también a nosotros que profesamos esa misma fe en unión con Pedro, en unión con el papa.

Por lo tanto no debería sorprendernos que aquellos que no tienen esta llave estén en desventaja, algo así como estar en la oscuridad, sin acceso a la verdad que los liberará. Es por eso que el Señor sigue interviniendo, algunas veces enviándonos a su Santísima Madre con un mensaje especial — como Nuestra Señora de Fátima hace 100 años — el mismo año en que se dedicó y nombró esta Iglesia en su honor.

Su mensaje fue llamarnos a la conversión de corazón, al arrepentimiento del pecado y a la oración, especialmente el rosario. Vemos cuán vigente sigue su mensaje un siglo después en nuestra  sociedad secular, cada vez más inmoral.

Muchas personas simplemente ignoran la verdad y para muchas simplemente es inconveniente, así que se rehúsan a abrir sus corazones al camino de la verdad y la vida ... y así que no tienen futuro, al menos no un futuro muy agradable, como nos advierte Nuestra Señora de Fátima.

Pero la maldad no prevalecerá al final. Después de todo, ¿Qué dice Jesús sobre el futuro de la Iglesia que está fundando sobre Pedro? “El poder de la muerte” — el diablo, las fuerzas del mal, de la ignorancia y de la ceguera — “¡no prevalecerá contra ella!”.