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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: January 29, 2017
Obispo Anthony B. Taylor emitió la siguiente declaración al pueblo de la Diócesis de Little Rock sobre las recientes órdenes ejecutivas por el Presidente Donald Trump el domingo, 29 de enero, 2017.
Satanás es el “padre de la mentira” (Juan 8,44) y él ronda por el mundo buscando arruinar las almas — y las naciones. La mejor técnica de Satanás es el miedo. Él siembra las semillas de la confusión y se aprovecha de la ceguera, de la ignorancia y de la ingenuidad de las personas.
Esta semana hemos visto claramente el caos que se produce cuando se toman decisiones políticas sin considerar primero el impacto que tendrán en las personas, en nuestros hermanos y hermanas, en nuestras propias comunidades y en el extranjero.
La reciente avalancha de órdenes ejecutivas parece estar arraigada claramente en el miedo y en las supuestas verdades alternativas. Las verdades alternativas simplemente son mentiras. El miedo a la inexistente amenaza que los inmigrantes trabajadores supuestamente plantean para nuestro país, incluyendo aquellos que llegaron aquí cuando eran niños.
El miedo a la inexistente amenaza que los musulmanes obedientes a las leyes supuestamente plantean para nuestro país. Estos miedos absurdos causan que algunas personas incluso duden de nuestro ya riguroso sistema de verificación en cuanto a los refugiados. Debido a que estos miedos absurdos son manipulados de tal manera como para sembrar la confusión y atizar el miedo — de hecho, paranoia — muchos estadounidenses han sido seducidos por ellos y creen que son verdad.
Nosotros como Católicos proclamamos el derecho a la vida desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural, y aunque esperamos la nominación de jueces a la Corte Suprema, que nuevamente restauren la protección del bebé en el vientre, no debemos olvidar que el ser “pro-vida” abarca toda la vida.
La protección que buscamos no termina cuando el bebé deja el vientre o cuando una persona cruza la frontera nacional. El respeto a la vida incluye proteger la vida y la dignidad de las personas de todo daño y esto incluye la obligación que nos ha dado Dios de proteger a nuestra familia, y el derecho correspondiente — de hecho, una obligación — de inmigrar cuando es necesario para proteger a nuestra familia, y proveer para ellos.
Nadie emigra porque las cosas están yendo bien en el país de origen. Las personas generalmente inmigran porque tienen que hacerlo. De hecho, en el caso de los refugiados — a quienes una de estas acciones ejecutivas cierran nuestras puertas — a menudo es un caso de vida o muerte. Todos tenemos este derecho de inmigrar cuando es necesario, sin importar la religión, origen étnico, raza, etcétera — incluyendo los musulmanes — y no sólo aquellos de países que no fueron excluidos en la reciente acción ejecutiva.
Como ha dicho el Papa Francisco una y otra vez, debemos construir puentes, no un muro en la frontera con México. Aprobar una reforma migratoria integral basada en las realidades económicas y políticas actuales que impulsan la mayoría de la inmigración y no habrá necesidad de un muro porque la mayoría de las personas pasarán a través de la puerta. La Patrulla Fronteriza puede entonces enfocar sus esfuerzos en los elementos criminales genuinos y no en las personas respetables que simplemente inmigran por necesidad.
Ustedes y yo somos hijos de inmigrantes que no fueron muy diferentes a los de hoy en día. Nuestros ancestros llegaron aquí porque vieron a los Estados Unidos como una luz de esperanza, un lugar adonde escapar de la pobreza y de la tiranía del Viejo Mundo, muchas veces de lugares donde el padre de las mentiras tenía el control. Y ellos son los que hicieron de este país un lugar grandioso.
No los “sabe nada” que persiguieron a los inmigrantes Católicos irlandeses durante la hambruna de la patata en la década de 1850; ellos empequeñecieron a nuestro país. No los políticos que pasaron la ley de exclusión china en 1882 o aquellos que les tenían tanto miedo a los católicos y a los judíos, que pasaron leyes en la década de 1920 restringiendo rigurosamente la inmigración de aquellos en el sur u oriente de Europa mientras que favorecían a aquellos en el norte y occidente de Europa, por ser Protestantes. Aquellas medidas que pretendían reducir la diversidad no nos hicieron grandiosos, nos hicieron pequeños.
Así como el Ku Klux Klan que ocasionó tanto daño durante la década de 1920 cuando dominaban la vida en Arkansas. Ellos persiguieron no sólo a los estadounidenses africanos, sino que también a aquellos que no parecían lo suficientemente estadounidenses, incluyendo los Católicos alemanes e italianos en Arkansas. Y luego hubo el internamiento de japoneses estadounidenses durante la II Guerra Mundial en Rowher en la Delta de Arkansas.
Nos sentimos avergonzados por todos estos tiempos cuando nuestro país eligió ser pequeño en lugar que grandioso. Tiempos durante los cuales cedimos a la paranoia, cuando escuchamos al padre de las mentiras en vez que al Señor de la Vida. Ahora parece que la historia se repite. Una vez más estamos eligiendo ser pequeños en vez que grandiosos y una vez más las víctimas principales serán aquellos que son “diferentes” y que no tienen voz.
Pero ustedes y yo sí tenemos una voz y la obligación de usar esa voz para decir la verdad, a saber: que toda la vida es sagrada y que debe ser protegida desde el primer momento de la concepción, durante cada etapa de la vida — sin importar la raza, la religión o el estatus migratorio — una prenda perfecta, hasta la muerte natural.
Y debemos oponernos enérgicamente a cualquier cosa — incluyendo cualquier política gubernamental — que perjudique la vida, la dignidad y los derechos de las personas. Si escuchamos más a Dios en nuestro corazón y menos a los que se dedican a promover el miedo y la paranoia, encontraremos el valor para hacer lo correcto porque sabemos que al final, ¡la luz es más poderosa que las tinieblas y que ustedes y yo somos llamados hijos e hijas de la luz!
Atentamente en Cristo,
+Anthony B. Taylor
Obispo de Little Rock