Sitio oficial de la Red de la
Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 19, 2016
Obispo Anthony B. Taylor emitió lo siguiente para responder a las preguntas frecuentes acerca de la política sobre la sexualidad humana para las escuelas católicas de la Diócesis de Little Rock el lunes, 19 de sept., 2016.
El 15 de julio, 2016, promulgué una adenda al manual de políticas y normas para las escuelas Católicas en Arkansas. La adenda a la política explicó la enseñanza católica sobre la sexualidad humana y cómo se aplica en el contexto escolar. (Ver inciso 4.42 — Política sobre la Sexualidad Humana.) En semanas recientes, esta nueva política ha recibido escrutinio en los medios de comunicación, de lo cual no todo es acertado. Además, yo y otros miembros del personal de la Diócesis de Little Rock hemos recibido varias quejas, preguntas y preocupaciones. Por lo tanto, he decidido abordar estas preocupaciones y dispersar la mala información promulgando las preguntas frecuentes¹ inmediatas:
R: No. A ningún alumno se le negará la admisión a una escuela católica solamente porque él/ella se “identifica como LGBT”.
R: No. El lenguaje en la política intenta abordar la conducta del alumno la cual pueda perturbar el ambiente de aprendizaje de una escuela católica. Los alumnos que “se presentan como LGBT” no están sujetos a la expulsión basado solamente en su identidad por “ser LGBT”. Esto no es diferente a la prohibición general y lógica en contra de cualquier otra conducta estudiantil que pueda perturbar el ambiente de aprendizaje de una escuela católica. Además, el lenguaje de la política con respecto al despido es permisivo (“puede ser despedido”), no mandatorio (“va a ser/será despedido”) — por lo tanto los directores y administradores escolares siempre cuentan con la discreción respecto a la manera más apropiadapara tratar cualquier situación, basado en las circunstancias específicas del alumno.
R: Sí. Aunque los alumnos LGBT deben evitar conducta que pueda perturbar (así como todos los alumnos deben hacerlo), la política no impedirá, por ejemplo, que los alumnos que se “identifican como LGBT” busquen asesoría con un consejero de la escuela, un maestro, o el director, o incluso que se reúnan con otros “alumnos LGBT” para hablar abiertamente sobre cualquier asunto que estén tratando en cuanto a su sexualidad (con la advertencia, por supuesto, de que primero se obtenga el permiso y la aprobación del director, y que dicho grupo no esté abogando activamente en cambiar las enseñanzas inalterables de la Iglesia sobre la sexualidad humana).
R: No. La política prohíbe expresamente la intimidación, acoso, o amenazas o actos de violencia en contra de los “alumnos LGBT”, ya sea por el profesorado o compañeros estudiantes (ver inciso 4.42 (2)). Todos los alumnos, incluyendo aquellos que se “identifican como LGBT”, tienen el derecho de sentirse seguros y protegidos de cualquier lenguaje abusivo mientras están en nuestras escuelas católicas.
R: No. Muchos han señalado correctamente que el Catecismo de la Iglesia Católica declara que las personas LGBT “deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza”, y se “evitará, respecto a ellas, todo signo de discriminación injusta” (catecismo, 2358). La política no discrimina a los alumnos LGBT como personas, pero la política sí establece qué tipo de conducta será o no permitida en nuestras escuelas católicas. Hasta el punto en que algunos caracterizan estas medidas como “discriminación”, me gustaría afirmar que estas medidas no constituyen “discriminación injusta”, en tanto que sólo se está reforzando lo ya establecido en nuestra enseñanza católica a nuestras escuelas católicas, las cuales siempre deben sostener la enseñanza católica.
R: El Papa Francisco dijo que si una persona homosexual busca al Señor y tiene buena voluntad, entonces ¿cómo podemos nosotros juzgar el alma de esa persona? Y yo estoy de acuerdo completamente. Pero esta política no se trata sobre juzgar almas, sino sobre juzgar conducta, por lo cual el Papa Francisco tampoco ha rehuido de ello. Asimismo, el Papa Francisco ha hablado consistentemente sobre la necesidad de que nuestras instituciones católicas proclamen la verdad de nuestra sexualidad diseñada y creada por Dios (ver inciso 4.42(1)).
R: No. Para nosotros los católicos, la misericordia nunca debe estar separada de la verdad. La misericordia sin la verdad es solamente un sentimiento, mientras que la verdad sin la misericordia no puede dar vida. Predicar la verdad y predicar la misericordia no son mutuamente excluyentes, de hecho no sería misericordioso si la Iglesia no fuese completamente veraz respecto a lo que creemos y enseñamos.
¹Para los fines canónicos y de la política, estas preguntas frecuentes constituirán una interpretación auténtica del inciso 4.42 — Sexualidad Humana, de tal manera que cualquier interpretación o aplicación del inciso 4.42 deben ser consistentes con las interpretaciones auténticas en el presente documento.