Obispo Andrew J. Byrne

Primer Obispo de la Diócesis

Andrew J. Byrne llegó a Little Rock el 4 de junio, 1844, como primer obispo asignado al estado fronterizo de Arkansas. El Papa Gregorio XVI estableció la Diócesis de Little Rock el 28 de noviembre, 1843. Dos meses antes, al entonces Padre Byrne, párroco de la Iglesia de San Andrés en Nueva York, se le había avisado de su nombramiento para apacentar la nueva Sede en Arkansas, la cual incluyó por un tiempo el Territorio Indio al oeste de Fort Smith.

byrneOriundo de Navan, Irlanda, trajo consigo a dos sacerdotes desde Nueva York a Arkansas. Se encontraron con una tierra poco desarrollada que había sido recientemente servida por los misioneros Lazaristas y las Hermanas de Loreto. Esto sucedió hace más de 300 años después de que el explorador español, Hernando de Soto, erigiera una cruz al oeste del Río Mississippi cerca de Helena-West Helena, de hoy en día.

El Obispo Byrne contaba con una presencia imponente y fue bendecido con una voz rica y poderosa. Trabajó rápido para establecer parroquias en Little Rock, Pine Bluff, Arkansas Post y New Gascony en su primer año. Ordenó a su primer sacerdote diocesano en la Iglesia de San Ambrosio en Arkansas Post, en 1845 y dedicó la primera Catedral de San Andrés al año siguiente ubicada en la Calle 7ª y Center en Little Rock.

El obispo presentó a las Hermanas de la Misericordia a la diócesis en 1851. También ese año, abrió un colegio para varones en Fort Smith, el cual sirvió en aquel tiempo como una bodega de suministros en el borde fronterizo para las fuerzas armadas de Estados Unidos. Las hermanas ocuparon un convento en Fort Smith, donde también dirigieron la primera de tres escuelas parroquiales en el estado. Las otras dos abrieron sus puertas en Little Rock y en Helena después.

Un campo asediado por la enfermedad, la esclavitud, el desorden, y las olas de sentimientos antiinmigrantes y anticatólicos — mejor personificados por los "Sabe Nada" — se combinaron para derrotar los objetivos más grandes del Obispo Byrne. Él tenía la esperanza de establecer una colonia irlandesa en Fort Smith pero un peregrinaje de 75 familias reclutadas por el obispo en 1849 fue plagado desde el comienzo por un viaje difícil en el océano, cólera, ultimadamente, por un desencanto general de sus alrededores una vez que arribaron en Arkansas. Algunos se fueron a St. Louis, algunos a Little Rock y algunos completaron la travesía hacia Fort Smith. El obispo finalmente abandonó el plan de la colonización.

Se presentaron otras dificultades. Un incendio forestal destruyó la madera de ciprés que habían reunido para la construcción de un edificio colegial permanente en Fort Smith en 1853. Un fuego de origen más bien sospechoso destruyó la Iglesia católica en Helena en 1854, a medida que se fortalecía la influencia de los "Sabe Nada". Una Guerra Civil se aproximaba y el obispo se dio cuenta que la propiedad diocesana en Fort Smith estaba destinada para usarse como campamentos de soldados.

El Obispo Byrne falleció el 10 de junio, 1862, en Helena y fue sepultado en el jardín de las Hermanas. Dejó una diócesis de tal vez 1,000 católicos servidos por nueve sacerdotes. Arkansas estaría sin un obispo por cerca de cinco años. En 1881, los restos del Obispo Byrne fueron trasladados a Little Rock y colocados en una cripta bajo el santuario de la Catedral de San Andrés, recién dedicada y ubicada en la Calle 7ª y Louisiana.