Séptimo Día de Navidad, Año A

Publicado: December 31, 2016

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa de retiro vengan y vean en el Centro Católico San Juan de Little Rock el sábado, 31 de diciembre de 2016.


Obispo Taylor

“En el principio era la Palabra” — con "P" mayúscula. Esta frase al inicio del Evangelio de Juan es una de las declaraciones más intensas en todo el Nuevo Testamento. Aquí se refiere obviamente a Jesús, llamándolo “La Palabra”.

La palabra para “palabra” en griego es "λόγος" y no se refiere solo a elementos estáticos de vocabulario como en español. Más bien, “logos” es una realidad dinámica, una afirmación que hace que algo ocurra, que un plan se desarrolle, de ahí las palabras “lógica” y “logística”.

Así que en la historia de Génesis sobre la creación del mundo, vemos repetidamente “Dios dijo … y así sucedió …” Su palabra fue dinámica, creativa, y como vemos en el Evangelio de hoy, esa Palabra creativa fue Jesús. Él ya estaba en el principio: “En el principio ya existía aquel que es la Palabra” y esta Palabra no solo estaba “con Dios”, Juan añade que “la Palabra era Dios” porque Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. “Por él se hizo todo, y nada llegó a ser sin él”.

Comencé a rezar más al iniciar el 11º grado, finalmente orando 20 minutos por día, usualmente por la mañana antes de ir a la escuela. Este momento con Dios me ayudó a escuchar su palabra más claramente, la palabra que él había sembrado en mi corazón, mi rol en su plan.

Por lo tanto, fíjense que cuando “la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”, esto no fue simplemente para que fuera un evento impresionante en el cual nos maravilláramos. Más bien, ¡Jesús vino con una misión! Fue un evento con un propósito.

No sólo fue él el Logos, la Palabra, sino que también tenía un Logos, un plan. El plan fue la lógica interna, el principio en torno al cual todo el resto de su vida sería organizada — desde el día de su nacimiento en la Navidad, a lo largo de todos los eventos de su ministerio público, hasta su muerte en el Calvario y su resurrección el Domingo de Pascua.

El plan del Padre fue que Jesús salvara al mundo, y ustedes y yo somos partes de ese plan. ¡Es por eso que tenemos este fin de semana para que vengan y vean! Nuestra misión en ese plan da sentido a nuestras vidas también.

“En el principio era la Palabra” — en nuestro caso con una “p” minúscula. Eso quiere decir que nosotros estamos unidos a Jesús a través del bautismo de tal manera que su propósito se convierte en nuestro propósito, su Logos, su lógica, se convierte en nuestra manera de pensar, se convierte en nuestra lógica interna … y cada uno de nosotros tiene una misión específica que Dios nos ha dado en su plan.

Ese Logos, esa palabra dentro de nosotros, esa vocación, ese llamado, es dinámico — no estático. Jala nuestro corazón. Algunos de nosotros hemos sentido esa palabra de una manera u otra desde muy joven — incluso “en el principio” ¡en las palabras de nuestro Evangelio!

Tal vez tratemos de alejarla pero regresa. Pero puedo decirles que cuando respondemos a ella, se convierte en palabra creativa y plena en maneras que simplemente tienen que experimentar para poder comprender. Para muchos de ustedes — así como para mí y para los seminaristas que han conocido — la palabra es nuestro llamado al sacerdocio.

Espero que hayan encontrado a Jesús en una manera más profunda durante este tiempo juntos. Recuerdo mi fin de semana vengan y vean cuando yo era la preparatoria hace muchos años. Hasta entonces no me había dado cuenta de que no estaba solo en sentir lo que sentía.

Saber que otros sintieron esa inquietud, ese jaloncito en su corazón me dio valor para abrir mi corazón más para recibir el gran don que el Señor estaba ofreciéndome. Y para apartar otras posibilidades que a mí me hubieran gustado pero que no eran la voluntad que Dios tenía para mí.

Comencé a rezar más al iniciar el 11º grado, finalmente orando 20 minutos por día, usualmente por la mañana antes de ir a la escuela. Este momento con Dios me ayudó a escuchar su palabra más claramente, la palabra que él había sembrado en mi corazón, mi rol en su plan.

Espero que este tiempo juntos haga lo mismo para ti. Te conceda valor y te guíe hacia una visión mayor.

“En el principio era la Palabra” … en su caso, palabra con una “p” minúscula. Sólo Jesús es la Palabra con “P” mayúscula. ¡Sin embargo, la palabra en tu corazón es una gran palabra para ti!

Ruego para que no sólo escuches para discernir bien lo que el Señor está diciéndote en lo profundo de tu corazón, sino también para que luego tomes el siguiente paso que te conduzca hacia tu rol en su plan, sea lo que sea, con valor y sinceridad.