Misa por la Vida 2017

Publicado: January 22, 2017

Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa por la Vida anual en la Catedral de San Andrés en Little Rock el domingo 22 de enero de 2017. Está basada en las lecturas del Tercero Domingo del Tiempo Ordinario, Año A.


Obispo Taylor

Esta es mi primera vez en ocho años como su obispo que celebraré esta Misa por la Vida en un tiempo cuando contamos con una esperanza realista de un cambio en la Corte Suprema que pudiese conducir eventualmente a la abolición de Roe v. Wade.

Acabamos de inaugurar un presidente que promete nominar jueces anti-aborto a la Corte Suprema. Él ya tiene un puesto vacante que llenar y puede haber otros en el curso de los próximos cuatro años.

Además, esperamos que él revoque el mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos y otras medidas que afectan nuestra libertad de seguir nuestra conciencia en asuntos morales.

El derecho a la vida es un tema constante que aborda toda la vida, desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural, y que cualquier violación a la vida humana y a la dignidad humana va en contra de nuestra fe y debe ser afrontada activamente.

Hace tres meses, muchos de nosotros hubiéramos dudado que este giro de acontecimientos, tan favorables para los esfuerzos pro-vida, hubiese sido posible. En las palabras del Evangelio de hoy, por lo menos en este asunto: “sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció”.

Nuestra misión en estos asuntos de ahora en adelante será exigir que aquellos que han sido elegidos cumplan las promesas que hicieron durante la campaña. Ustedes y yo hemos tenido suficientes funcionarios electos que hacen promesas — por cualquiera que sea el motivo — que no cumplen.

A veces esto ocurre debido a que la oposición es demasiado fuerte, pero otras veces es porque no se esfuerzan lo suficiente … su corazón realmente no está enfocado en ello, o no sienten demasiado apoyo. Así que brindémosles todo nuestro apoyo y el ánimo que necesitan para restaurar y, Dios mediante, finalmente erradicar el golpe del aborto en este país.

Habiendo dicho esto — y a pesar de nuestro júbilo sobre este giro de acontecimientos favorables en el tema del aborto — es importante que recordemos en este fin de semana del Derecho a la Vida, que el derecho a la vida es un tema constante que aborda toda la vida, desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural, y que cualquier violación a la vida humana y a la dignidad humana va en contra de nuestra fe y debe ser afrontada activamente.

Y a pesar de los puntos positivos de nuestros dos partidos políticos, también tenemos que enfrentar el hecho de que cada uno de ellos también aboga por numerosos temas anti-vida, tal es el caso que cuando un partido en el poder nos ayuda a progresar en un área de nuestra agenda pro-vida mediante el proceso político, también perdemos terreno en otras áreas. No obstante el mensaje de la Iglesia continúa siendo el mismo.

Así que hoy, mientras que parece que estamos progresando realmente para reducir y, Dios mediante, finalmente erradicar el aborto después de muchos años de oposición a la cultura de la muerte en esta área, ahora debemos al mismo tiempo elevar nuestras voces en oposición a otras manifestaciones de la cultura de la muerte que han surgido en el transcurso de este año pasado: las referencias humillantes y degradantes hacia las mujeres en la campaña reciente que aparentemente aún son aceptables para muchos estadounidenses, la amenazante retórica criminalizando a los inmigrantes indocumentados — incluyendo aquellos que llegaron aquí inocentemente cuando eran niños, la propagación del temor en contra de los musulmanes, los insultos en contra de las minorías étnicas y raciales, las personas que luchan contra la atracción del mismo sexo, cualquier persona que pueda ser marginalizada y humillada, oprimida por ser diferente.

Nuestra defensa de la vida y dignidad humana no se detiene cuando el bebé deja el vientre, ni se limita a asuntos médicos como la eutanasia o las investigaciones con células madres, ni a asuntos legales como la pena de muerte, ni a asuntos de compasión como el acoger a los inmigrantes. Incluye todo esto y más.

Es un tema constante que abarca toda la vida, incluyendo nuestras actitudes al igual que nuestras leyes. Este puede ser nuestro mayor desafío en estos próximos cuatro años, una lucha continua en medio de las victorias y del progreso por el cual tenemos una buena razón para tener esperanza en el tema del aborto.

Y así que concluyo con las palabras de San Pablo en nuestra Segunda Lectura de hoy: “Hermanos: Los exhorto, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos vivan en concordia y no haya divisiones entre ustedes, a que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo pensar”.

En nuestro caso, la defensa de la vida humana y la dignidad humana desde el primer momento de la concepción hasta la muerte natural.